Alianza ¿Partidista o Ciudadana?
La polémica alianza entre el agua y el aceite (PRI y el PAN) parece más una máquina de restar, dividir y perder votos que una máquina para multiplicar; recién lo dijo un conspicuo panista, el “Chito Díaz”, oposicionista de la alianza, que sería muy tonto admitir que la unión de los dos partidos aportará de manera automática la adición estimulante de la membrecía de los partidos aliancistas, y de los ciudadanos que ven en la alianza el medio más atinado para impedir el triunfo de MORENA y de sus candidatos, quienes son desde su muy particular punto de vista electorero un verdadero peligro para Sonora.
Estamos viviendo un periodo prelectoral donde se supone que las organizaciones políticas dígase partidos, entran a un proceso de reflexión, que incluye entre otras cosas responder a preguntas tales como ¿Qué quiero?, ¿Qué puedo?, ¿tengo al líder para impulsarlo a la candidatura a gobernador?, ¿con que fortalezas cuento? ¿con que debilidades y/o cargas negativas poseo?, estos son algunos cuestionamiento que se discuten al interior de los partidos, con la intensión de tratar de medir el poder que tienen para que de ahí se desprenda la decisión base para la realización de la estrategia electoral.
El problema de participación partidista que tienen en este momento en Sonora reside en el hecho que los partidos que han dirigido nuestro Estado durante más de ochenta años se encuentran en un dilema sumamente incomodo, dado a que por un lado está el hecho de creerse como organizaciones políticas competitivas y atractivas para la ciudadanía, y por otro lado el hecho de reconocer una realidad inaceptable.
Otro elemento que pone focos rojos en el bipartidismo característico en Sonora se evidencia mediante los resultados de la elección del 2018 donde la oposición representada por Morena, barrió literalmente no nada más con la oferta política de los partidos, sino que los puso al borde de perder el registro.
En este momento observamos una debilidad y vulnerabilidad en todos los partidos a tal grado que circula en sus racionalidades hacer lo que nunca se imaginaron llegara a suceder, la posibilidad de impulsar y cerrar una alianza electoral.
Como bien se comenta en los espacios de análisis político en la comunidad, los grandes partidos triunfadores en Sonora ahora están siendo presos por el miedo electoral a un partido de recién te creación como Morena.
Como señale al principio de esta colaboración, la argumentación de una alianza política electoral de partidos políticos se asemeja o más bien se puede hacer una analogía con encontrarse en altamar sin muestras de divisar tierra y con los víveres y gasolina a punto de acabarse.
Precisamente son estas circunstancias donde los principios y valores, así como las historias y relatos de esos actores políticos se esfuman, ya que la necesidad de supervivencia es más fuerte que la dignidad y la soberbia que durante años dirigieron sus vidas Institucionales.
Ante esta realidad de emergencia partidista electoral, es cuando aparecen ideas y propuestas de estrategias inimaginables que aparecieron no hace más de un año.
Ahora bien, que es lo que sustentan dichas creencias de llevar a cabo una alianza y así obtener el poder como todos los años anteriores, veremos.
- La creencia que la unión de partidos automáticamente acrecenta su peso electoral, tomando como referente el famoso “voto duro”, lo cual a mi parecer es algo que carece de objetividad, ya que los militantes de cada uno de los partidos de la alianza no van a responder igual, ya que las condiciones son totalmente distintas por lo que la lealtad partidista se convierte en un absurdo.
- La creencia que la ciudadanía no alcanza a diferenciar entre la competencia electoral de su partido, con la posibilidad de ir en alianza con otros partidos.
- La creencia de que el llamado de las cúpulas partidistas a la militancia de sus respectivos partidos es suficiente para garantizar el voto en la dirección de una alianza.
- La creencia que sus respectivos militantes perciben a Morena como el enemigo a vencer.
- Finalmente, la idea que se tiene en el sentido que sus respectivos militantes y simpatizantes son de escaza capacidad de discernimiento.
Finalmente, a manera de conclusión, desde mi punto de vista personal me parece que una alianza partidista es síntoma de inseguridad, confusión y desesperación sobre todo en partidos de tanta tradición y adversarios públicos aquí en Sonora.