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viernes, noviembre 22, 2024

El mensaje de la caída de Trump

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Proyecto Puente

Hace 7 años Moisés Naím dibujó el actual estado de cosas en el mundo. En su trabajo (realmente se trata de una investigación, modelos comparativos, historia, referencias bibliográficas) publicado en su libro, “El Fin del Poder”, advirtió que el poder se obtiene más rápido, dura menos y ya no es lo que era antes. Se basaba en la caída del Muro de Berlín en 1991, como un símbolo del fin de sistemas políticos autoritarios y totalitarios en el mundo. Se cerraba un círculo de un estilo de gobiernos que aplastaban las libertades ciudadanas e impedían las democracias. En su obra Naím ubica 3 revoluciones que han degradado al poder como se conocía: La revolución del más, la revolución de la movilidad y la revolución de la mentalidad.

“Hay más de todo en el mundo. Desde el número de habitantes al número de países que hay en el planeta o el crecimiento acelerado de todos los indicadores que tiene que ver con la condición humana: Esperanza de vida, nutrición, educación, ingresos, entre muchos otros”. Ese todo se expande cada vez mas y de ahí la revolución de la movilidad y mentalidad. En este concepto se indica que los poderosos, empresas, políticos, gobiernos, cada vez tienen menos margen de controlar a las personas y el mundo. Se caen las barreras y el miedo. Ojo aquí con el poder de las clases medias en el mundo que detecta Naím como factores de cambio: “Una clase media impaciente y mejor informada, que desea ver avances antes de lo que el gobierno es capaz de conseguirlos y, cuya tolerancia respecto a la corrupción la ha convertido en una potente oposición, es el motor que está impulsando muchas de las transformaciones políticas de estos tiempos”, advierte el escritor.

Al hablar de la revolución del más no se trata solo de cantidad sino también a las mejoras cualitativas de la gente: “Cuando una persona está mejor alimentada, es más sana, educada, está mejor informada y más relacionada con otros, muchos de los factores que mantenían el poder en su sitio dejan de ser eficaces”, señala el exfuncionario del Banco Mundial. Esto quiere decir que la clase media informada y preparada se vuelve más difícil de controlar, dominar.

Esto viene desarrollándose desde la primavera árabe en Túnez desde diciembre del 2011, al caer los dictadores árabes en África, luego el Brexit en Reino Unido que aprobó la salida de Inglaterra en 2016, pasando por la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos y la forma aplastante que ganó Andrés Manuel López Obrador y Morena en 2018. Pero eso mismo se revirtió.

Trump representaba el rompimiento con el status quo en Estados Unidos, su discurso contra las élites de Washington, el partido de Davos en alusión a los países dominantes en el mundo, que le sirvió para ganar, solo fue de imagen. En su ejercicio de poder fue otra cosa. Su racismo, estilo personal de gobernar dividiendo, peleado, atacando, aplicar el miedo y amenaza como política de Estado, acabó por sacarlo de la Casa Blanca.

El sistema electoral de Estados Unidos ha legitimado a 45 presidentes y este fin de semana se confirmó al triunfo de Joe Biden sobre Trump. Es un mensaje para los gobiernos de todos los países: El poder es temporal si lo administras de una forma despótica. Les queda a gobernadores, presidentes, de todos los partidos e ideologías.

Cae Trump como balde de agua fría para las autocracias en el mundo. Esos sistemas de gobierno que desprecian las instituciones, las leyes y que optan por la confrontación como gobernanza. Es un llamado a la clase política en su conjunto, ese termino acuñado por Gaetano Mosca, el italiano que identificó al conjunto de intereses políticos que hacen viable a las sociedades desde los empresarios, religiones, partidos, gobiernos que ejercen un mandato e influencia ciudadana: El poder ya no tiene el peso que tenía. Está muy claro. Quien no lo quiera entender no podrá mantenerse vigente en estos tiempos. Aplica para todos: Empresas, medios de comunicación, periodistas, gobiernos, todos. El poder se ha compartido.

Recomiendo ampliamente a cada lector de esta columna que si no ha leído a Moisés Naím, lo hagan. Su tesis está vigente. Y, los que ya lo estudiamos y leímos, volverlo a hacer para recordar sus conceptos. México tiene mucho que reflexionar hacia dónde quiere ir y cómo quiere terminar el sexenio. Están muy a tiempo sus clases políticas (estatales y nacionales) de entender “El Fin del poder”. Trump es el símbolo de cómo no se debe gobernar.

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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