Hornear es algo que a Martha le da tanta satisfacción, que siempre regalaba lo que salía de su cocina. Por años, sus amigas, familia, vecinos y compañeros de su hijo comieron las coyotas y coricos caseros. Gustaban tanto que, ella, encantada de verlos contentos, horneaba y horneaba para todos una y otra vez.
Luego llegó la pandemia por COVID-19, suceso que trajo consigo la pérdida de una parte de los ingresos de la familia, producto de un despido. Por eso, con los ánimos que le dio su hijo, decidió iniciar un negocio: Las Coyotas de la Abuela.
Desde hace casi un mes, la cocina de su casa en la colonia Sacramento, en Hermosillo, se inunda del olor a coyotas recién horneadas, rellenas de todo tipo de dulces, listas para acompañar con una taza de café.
Martha Beatríz Córdova, de 65 años y su hijo Julio Robles Córdova, de 30, empezaron a hornear tiempo después de que él se quedó desempleado en una escuela privada. Utilizaron lo que ya tenían a la mano: la cocina, su horno, utensilios y las propias habilidades de Martha.
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“Apenas el 16 de agosto cumplimos un mes, gracias a que yo regalo coricos, empanadas, tortillas y hasta frijoles, y como sí me han pedido, yo creo que tengo buena mano”, ríe Martha, “yo soy la que amaso, no hay nada de máquina: es mi mano y mi brazo. Es cansadito, pero muy motivador, porque es un ingreso extra y ahorita que mi hijo está desempleado, le estamos echando ganas”.
Julio cuenta que, cuando recién empezaron, tuvieron muchísimos pedidos, pero, conforme pasaron las semanas, fueron cayendo hasta en un 90 por ciento. Él comprende que es parte de la dinámica de las ventas, pero insiste en que ellos no aflojarán el trabajo ni los intentos de darse a conocer.
Las coyotas están rellenas de piloncillo, cajeta, jamoncillo, fresa, piña y hasta de Nutella. Pueden ser de harina de trigo o integrales y tienen un costo de 10 y 12 pesos, dependiendo del relleno. Los coricos, hechos de harina de maíz, cuestan tres pesos la pieza.
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Publicado por Las coyotas de la abuela en Lunes, 3 de agosto de 2020
“Lo de la Nutella yo lo he visto en las crepas y a mí me gustó mucho cómo sabe”, explicó Julio, “aparte, nuestros clientes con niños me han preguntado por ese relleno, porque a muchos niños les encanta el sabor a chocolate, pero también la gente mayor nos las ha pedido, porque les gusta, porque ya no es tanto como los rellenos de antes”.
Las coyotas y coricos se venden bajo pedido vía WhatsApp, Facebook e Instagram. Tienen servicio a domicilio gratuito en área limitada o, por 30 pesos extra, a cualquier parte de la ciudad.
“Nuestras coyotas están hechas en casa, las horneamos en la mañana y las entregamos en las tardes, son coyotas del día”, afirmó Julio, “la idea, es que nos apoyemos entre nosotros mismos en la pandemia, para buscar salir adelante; ahora que todo se hace a distancia, por Internet, debemos buscar las maneras de acercarnos y adaptarnos a esto”.
Y Martha concluyó: “Todo esto lo voy descubriendo, yo no sabía si nos iba a pegar, pero son coyotitas caseras con un sabor muy diferente a las tradicionales; mi hijo me motivó a emprender este negocito, yo soy una señora ya pensionada, de la tercera edad, pero muy inquieta. Me gusta estar siempre activa en mi casa, que también es su casa”.