Columna Desde la Polis
A finales del 2014, el PRI estaba por definir su candidato(a) para competir por la gubernatura. Para ese entonces, los escándalos de corrupción en el “gobierno de la alternancia” ya eran de dominio público y por lo tanto, el regreso del tricolor era probable… sobre todo porque Ernesto Gándara aventajaba muy cómodamente en todas las encuestas. Sin embargo, el sólido binomio de Beltrones y Gamboa trabajó -cada quien por su lado- para que el primero pudiera imponer a su candidata. Las élites de Atlacomulco, agraviadas desde hace muchos años por la operación que desbarató políticamente a Montiel y con un franco desinterés por nuestro estado, vieron con buenos ojos la posibilidad de que la senadora Pavlovich fuera la candidata. La lógica fue la siguiente: al estar lejos en las encuestas, ella probablemente perdería, Los Pinos se entendería bien con el panismo y el bochorno para el ex gobernador -que ni en su tierra podría ganar la elección- permitiría a los mexiquenses alejarlo finalmente del poder. El error del club del altiplano es que subestimó al ex gobernador, a sus habilidades y necesidades: no era Pavlovich quien estaba en juego… era él, su legado, su descendencia y sus intereses alrededor del poder en Sonora. Al vencerlos, Beltrones se fortaleció tanto que presidió su partido en 2016… pero la realidad lo alcanzó y las derrotas electorales (alguna que otra, quizá promovida desde Los Pinos) fueron suficientes para que Atlacomulco lo desactivara, dejándole Sonora como un feudo.
No tengo espacio para detallar qué sucedió en Sonora desde entonces. Además, de esto se encargarán quienes aspiren a ganar en las próximas elecciones, pero hay ciertas áreas que exigen acción inmediata, ideas claras y personas responsables. Y aquí es donde debo recordarles mi texto anterior: es fundamental identificar la realidad, cerrarle la puerta al autoengaño y buscar por doquier soluciones a los problemas que enfrenta la ciudadanía.
Es fácil, cuando va de salida un gobierno corrupto, prometer justicia y que “de ahora en adelante las cosas van a cambiar”. Esa fue la principal bandera de la actual administración. Pero en el combate a la corrupción, los ejemplos y las señales son definitorias. En este sentido, no se puede ser candil de la calle y tener oscura la casa. No se puede crear una fiscalía anticorrupción que en el mundo de la realidad no castigue lo pasado y lo actual. Siempre sucede, ante la ausencia de ejemplos sancionadores, que otras esferas se inspiran para ser corruptas. Por eso tenemos descontrol en alcaldías, en el congreso, en policías, en juzgados y en ministerios públicos. En el subdesarrollo, la impunidad es la melodía con la que el flautista de Hamelin atrae a los roedores.
La inseguridad es producto de la injusticia… no sólo la social, sino la de las fiscalías, de las policías y de los juzgados. El caos que reina en Sonora es sólo una consecuencia de causas más profundas y más añejas. Las dinámicas del crimen organizado no sólo dependen de lo que haga un gobierno estatal, pero este tiene un impacto tremendo en la existencia de aquellas. Por lo tanto, yo pregunto: ¿quién tiene la voz completa para enfrentar este fenómeno? ¿Cuál candidato tendrá credibilidad para enfrentar la injusticia, la corrupción y la inseguridad? ¿Cuál es el antecedente -la experiencia y los resultados- que sirven como carta de presentación para aspirar a gobernar Sonora? ¿Quién podrá decir, con los brazos abiertos y con orgullo: esta es la calidad moral y técnica de mi equipo?
Como he dicho en el pasado, la pandemia vino a ser un balde de agua fría a nuestro rostro. Ha servido para despabilarnos y darnos cuenta del estado real de tantas cosas críticas para nuestro progreso y bienestar. Nos mostró cómo están los aparatos de salud, de educación, de desarrollo económico… pero lo más importante: vino a decirnos de qué tamaño son nuestros políticos. Obviamente nadie estaba preparado para esto, pero sobran ejemplos en el mundo de cómo, mientras algunos gobernantes se crecieron ante la adversidad, otros demostraron que llegaron al poder por un grave error. Ya dirán los candidatos -no yo- si hubo o no plan para enfrentar la crisis sanitaria y económica. Por lo pronto, urge que la gente que pida el voto sí tenga una idea de qué hacer. Hay casos alarmantes (a nivel local y federal) donde se llegó al poder sin tener una idea clara de cómo enfrentar problemas monstruosos… y encima, se integraron equipos mediocres para esa tarea. Eso no puede repetirse en el 2021 en Sonora. Bienvenidas las personas que ofrezcan honestidad, que sus colaboradores (o familiares) no estén manoteando desesperados el erario, que sí tengan rutas claras de acción… y que no quieran hacernos creer mentiras para llegar al poder. Que sean ellos… pero no nosotros, los del autoengaño.
Posdata
Muy sana la aprehensión de César Duarte. Esto y la extradición de Lozoya son bocanadas de oxígeno puro para la 4T, que para mantener simpatías frente al estancamiento, tendrá que capturar a mucho lépero que anda suelto. Se espera que los dichos de Emilito acalambren a varios. ¿Y los de Duarte?
Relacionadas
- Advertisement -
Aviso
La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.
- Advertisement -
Opinión
- Advertisement -