Cuatachos por conveniencia
Para la mayoría de los mexicanos, que nos interesa el comportamiento gubernamental de la relación binacional México y Estados Unidos, observamos y futureamos una advertencia que la relación entre ambos presidentes sería áspera y conflictiva, es más visualizábamos un verdadero choque de trenes, dadas las expresiones de Donald Trump respecto a México en su campaña electoral, recuerden que no nos bajó de delincuentes, mañosos, oportunistas hasta de narcos generalizó.
Hasta un alumno de primer semestre en ciencias políticas, auguraba un conflicto de grandes proporciones con la llegada de López Obrador a la presidencia de México sustentadas por las tendencias sociales de izquierda del perfil del presidente mexicano, lo cual muchos aseguraban que sería el insumo perfecto que Trump utilizaría para hacer la vida imposible a nuestro país, bajo el argumento de que el rumbo que tomaría el país sería emulando a Hugo Chávez expresidente de Venezuela (qepd), argumento que utilizaría Trump para justificar el muro y así evitar la inmigración hacia estados unidos por parte de latinos.
Quien iba a pensar que, en el marco de la relación bilateral, surgieran posiciones políticas de afinidad y respeto entre ambos presidentes, algo realmente difícil de digerir dado a las biografías opuestas de ambos mandatarios, sobre todo las expresiones constructivas hacia Andrés Manuel, ya como presidente electo donde sobresalen palabras de alabanza por parte de Trump, como por ejemplo “me gusta México” “me agrada su nuevo líder”, “Creo que podría ser estupendo. Un poco diferente a nosotros”. Creo que me va mejor con él, que, con el capitalista, él sabe (Andrés Manuel) que México necesita de Estados Unidos” (agosto 2018); a lo que AMLO contestó con el siguiente tuit: “juramos que nada ni nadie separe nuestra bonita y sagrada amistad” (2 de junio, 2019).
Como dice el periodista Zepeda Patterson: “La razón para esta extraña amistad reside, a mi juicio, en dos factores. Por un lado, en el pragmatismo de ambos. Bien lo dijo Trump: “él sabe que México necesita a Estados Unidos”. Revela el sentido práctico de AMLO quien parece estar dispuesto a pelearse con muchas cosas menos con la realidad. Decidió que ceder ciertas trincheras ante el poderoso vecino podía ofrecerle algunas ventajas en otros terrenos, además de permitirle dedicarse de lleno a la política interior”.
Finalmente, a nivel de ejercicio político expongo a continuación algunas afinidades entre los dos mandatarios, que a muchos (incluyéndome) llaman poderosamente la atención, sobretodo de que a pesar de la enorme diferencia ideológica y económica que los separa, me parece que comparten similitudes que de alguna manera inspiran un respeto mutuo.
Primero: Ambos conquistaron la presidencia en oposición a las élites tradicionales
Segundo: Son nacionalistas y desconfían de la globalización.
Tercero: Tienen una concepción voluntarista del poder que pasa sobre el entramado institucional.
Cuarto: En el discurso de campaña Donald Trump ofreció “Primeros los ricos”, Andrés por el contrario ofreció que en su gobierno “Primero los pobres”, probablemente y a manera sarcástica la clave afín entre ambos presidentes es la conjunción propuesta por Andrés Manuel “Primero los pobres para que les vaya bien a los ricos”.
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