Este fin de semana me puse nostálgica. Una amiga posteó en un chat que compartimos el discurso del 1 de julio de 2018 que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador recién ganó en las urnas (y por mucho, eso nadie se lo niega).
Ay, querido lector, lectora, qué tiempos aquellos- aunque en realidad no han pasado ni dos años. Estará de acuerdo que era otra época.
Algunas declaraciones:
“Agradezco todos los que votaron por nosotros, expreso mi respeto a quienes votaron por otros candidatos o partidos… llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés superior, el interés general. Como afirmó en su momento Vicente Guerrero, La Patria es Primero”.
Sigo citándolo:
“El nuevo proyecto de nación buscará establecer una auténtica democracia, no apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta. Los cambios serán profundos pero serán en apego al orden legal establecido. Habrá libertad empresarial, de expresión, de asociación y de creencias. Se garantizarán todas las libertades individuales y sociales así como los derechos sociales y políticos consagrados en la Constitución”.
Y ahora, menos de dos años después tenemos a un presidente que dice, siempre escudado en este plural mayéstico:
“Es tiempo de definiciones, no es tiempo de simulaciones. O somos liberales o somos conservadores, no hay para dónde hacerse. O se está por la transformación o se está en contra de la transformación del país”.
¿Y la libertad de expresión, de asociación y de creencias y la garantía de todas las libertades individuales y sociales? ¿Y los derechos sociales -el primero es la educación, que inauguró nuestra Constitución en 1917- y políticos?
Pues que ya no. O sí, pero siempre y cuando coincida con él, lo cual, para decirlo claro pues libertad, lo que se dice libertad, no es. No lo es para nadie: ni para usted ni para mi ni tampoco, para quien está en su gabinete.
Adiós Gómez, Laurell y Maccise
Esta pasada semana, por diferentes razones, acusó de “simuladoras” a tres altas exfuncionarias suyas que renunciaron por diferentes razones:
Mara Gómez Pérez se fue tras quejarse de graves recortes en la comisión que dirigía, la de Atención a Víctimas. También, se dice, que porque al presidente no le gustaban las manifestaciones afuera de Palacio Nacional de víctimas que ella no logró desactivar (aunque tampoco le dieron recursos para ello).
La segunda fue Assa Cristina Laurell, subsecretaria de Salud, una persona de larga data cercana a él. ¿La razón? Desavenencias con el secretario de Salud, Jorge Alcocer, y Hugo López Gatell, a quienes les tiene más confianza… Por cierto, ¿porqué, entre otras razones, le tiene tanta confianza a Alcocer? Es una razón personal: lo ha acompañado en muchos momentos difíciles, el primero fue cuando diagnosticó bien a su primera esposa, Rocío, quien tuvo durante muchos años una dolorosa enfermedad autoinmune.
Y la tercera fue Mónica Maccise, de Conapred, quien presentó su renuncia tras varias cuestiones. No, no fue sólo el hecho de que -una buena idea pero mal ejecutada- osó invitar a un youtubero que ha tenido muchas expresiones discriminatorias a un foro y que no calculó que, entre sus muchos dichos, alguna vez había hecho eco de un famoso apodo, que no repetiré, del hijo menor del presidente, Jesús Ernesto. En eso estoy de acuerdo que “Con los niños no” como bien dice la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, quien puso un tuit enojada que inició todo.
Digo que es una buena idea mal ejecutada porque en este país eso falta: que nos sentemos civilizadamente a hablar con quien no piensa como nosotros. A escucharnos y ofrecer puntos de vista. No sé usted, pero al menos yo creo que no hacemos nada por cambiar las cosas y la polarización que ya está hasta en las mesas de nuestras casas cuando nos sentamos a hablar o decidimos sólo escuchar a quienes piensan como nosotros (hasta en redes sociales)
¿Quién debe hacerlo? Sí, quizá no una organización del Estado que se dedica a promover la no discriminación, ahí el error.
De las renuncias esta última me duele mucho porque parece ser que esta idea mal ejecutada, insisto, fue lo que detonó que el presidente se lanzara con todo durante tres días en sus conferencias de la mañana contra Conapred, una institución a la que pertenecía de manera honoraria como parte de su Asamblea Consultiva desde hace 10 años (renuncié el viernes) y que francamente ha hecho mucho por el país, ha beneficiado a millones de personas. Aquí pueden leer mi carta de renuncia. https://yotambien.mx/wp-content/uploads/2020/06/Renuncia-Katia-a-Asamblea-Conapred.pdf
(Paréntesis sobre mi renuncia: me sorprende que en redes sociales muchas personas no sepan qué es un “cargo honorario”: significa que uno trabaja por una causa gratis, porque cree en ella y es un honor poder contribuir)
Pero al tema: resulta que no es sólo Conapred -que depende de Gobernación- sino que el presidente ahora ya dijo que va por “más de 100” organismos autónomos que, a su entender, gastan más dinero de lo que provocan beneficios. Fíjese: todo parece indicar, pues, que la iniciativa presentada hace unos días por Ricardo Monreal y que fusionaba varios organismos autónomos era un ‘punto intermedio’, una posición -lo digo con respeto, no se me vaya a enojar el senador- “conservadora”.
Habrá que ver caso por caso. Tendrá que venir una gran reforma legal y pasar por el Congreso. Hay que discutirlo, ojalá con parlamento abierto de por medio y con personas que defiendan que hay instituciones que fueron creadas autónomas por razones ¡que bien entendía la izquierda antes de llegar al poder!
Notitas para terminar
Una. ¿Que la secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval y su esposo, el académico y periodista, John Ackerman, tienen más propiedades que el nopal? Bueno, pues bien por ellos y nada de malo tiene si todo se ganó, heredó en vida o lo que sea legalmente que (la verdad) parece que así es. ¿Lo de la cesión del terreno en tiempos de Ebrard? Bueno, ahí habrá una historia a investigar y que no se ha contado aún, al menos no en el reportaje de Carlos Loret.
Lo que sí es extraño es tanta crítica a una élite económica a la que, parece, pertenecen con talento, derecho, buena fortuna o las tres.
Sobre la defensa en sintonía de todo el gabinete al ataque “resultado de la natural resistencia al cambio que vive México” (como escribió Olga Sánchez Cordero), bueno pues qué bien que se acompañen tan bien, qué bonito gabinete de compañeros.
Al que sí habría que pedirle un poco más de concentración es al encargado de la pandemia: Hugo López Gatell. Hay un tuit fantástico al respecto, de @Lord_inario (https://twitter.com/lord_inario/status/1274504191462039554?s=20
-Dr Gatell, ¿recomienda el uso del cubrebocas?
-Sólo para quien intente hablar mal de Irma Sandoval.
—Dr @HLGatell, ¿recomienda el uso del cubrebocas?
—Sólo para quien intente hablar mal de @Irma_Sandoval.— Lord Inario (@lord_inario) June 21, 2020
Dos. Bien por Laura Rojas, presidenta de la Cámara de diputados por presentar, como podía, una controversia constitucional ante la Suprema Corte de justicia contra el acuerdo del presidente para disponer de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad hasta el 2024. Interesante, por cierto, que la acompañe con un pronunciamiento ¡la CNDH! (confieso que me sorprendió para bien).