En días pasados el presidente López Obrador comentó lo que él opina acerca del indicador conocido como Producto Interno Bruto o PIB, dijo que “…hay que buscar nuevos conceptos. En vez de crecimiento, hablar de desarrollo; en vez de Producto Interno Bruto, hablar de bienestar; en vez de lo material, pensar en lo espiritual. Hay que cambiar ya con todo eso y no creer tanto en esas cosas”.
El producto interior bruto (PIB) es un indicador económico que refleja el valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos por un país o región en un determinado periodo de tiempo, normalmente un año. Es una medición de la riqueza de un país, muy aceptada a nivel mundial, es uno de los indicadores macroeconómicos que nos describen qué tan bien esta la economía a nivel global.
Por otro lado, debemos entender que el PIB como tal no es una medición del bienestar de una sociedad o del desarrollo individual de cada uno de sus miembros, mucho se ha escrito que además de la cantidad de crecimiento debemos considerar la calidad de dichos números, el nivel de desarrollo integral de la población.
En México y en muchos otros países se ha hablado de que el crecimiento macroeconómico muchas veces no se traduce en beneficios para el grueso de la población, no se llega a reflejar en mejores oportunidades de desarrollo para todos.
El PIB en sí refleja algo muy importante: el crecimiento o no del valor de todos los bienes producidos en un país. Si no hay crecimiento económico no puede haber condiciones para generar bienestar a la población.
Como un ejemplo simplista, podemos decir que equivale a las ventas de un negocio, en ocasiones el que vendamos productos o servicios no necesariamente implica que el dueño tenga ganancias, pero si no vendemos es imposible que generemos beneficios para todos los involucrados.
Desde el siglo 19 el físico y matemático británico William Thomson Kelvin (Lord Kelvin), decía: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.”, es decir si minimizamos las mediciones, los indicadores o los parámetros en base a los cuales nos manejamos, llevaremos a las organizaciones a tener cada vez más problemas y eventualmente a fracasar.
La medición es un principio básico de la mejora continua y del control, no se puede llevar a cabo una función directiva exitosa negándonos a estar midiendo y comparando nuestro desempeño como país en el pasado y los resultados económicos de los demás países.
La función de control es básica no solo en las empresas sino también en todos los gobiernos, es lo que nos permite corregir desviaciones con respecto a lo planeado, a determinar si vamos avanzando en el rumbo y la velocidad requerida para mejorar la riqueza y desarrollo del país, lo que nos podría permitir tener mejores oportunidades para todos.
Debemos de partir de que los gobiernos no generan riqueza, la economía y el mercado es de donde se genera la riqueza que luego se transforma en sueldos, impuestos, bienes y servicios, así como todos aquellos satisfactores que una sociedad requiere.
Los impuestos que colecta cualquier gobierno, y que provienen de la riqueza que se produce en un país, se convierten luego en un presupuesto a gastar, si el PIB disminuye los gobiernos tienen menos presupuesto para ejercer, así de sencillo. Si optan por endeudarse o gastar lo que no tienen tarde o temprano esto los lleva al colapso, como dicen los americanos “no hay lonche que sea gratis”.
Como país debemos trabajar también en crear mejores oportunidades de desarrollo para todos, preocuparnos más por el bienestar del grueso de la población, crear las mediciones y las estructuras necesarias para facilitar la mejoría integral de los mexicanos, para que todo aquel que quiera trabajar o emprender tenga las mejores oportunidades, pero todo esto debe de hacerse por necesidad sobre la base de una economía sana y pujante.
Entre más sigamos dividiéndonos entre pobres y ricos, buenos y malos, norte contra sur, izquierda y derecha, más nos estaremos alejando de lograr un país fuerte y desarrollado, debemos de empezar a unirnos, a sumarnos y multiplicarnos, a confiar más en lo que podemos ser.