El autorretrato surrealista El Sueño (La cama), de Frida Kahlo, se convirtió este jueves en la obra más cara jamás subastada de una artista mujer, al alcanzar los 54.7 millones de dólares durante una puja organizada por Sotheby’s en su sede de Nueva York.
Con esta venta, Kahlo supera el récord que desde 2014 ostentaba la estadounidense Georgia O’Keeffe, cuya pintura Jimson Weed/White Flower No. 1 se vendió entonces por 44.4 millones de dólares. La subasta tuvo lugar en The Breuer, edificio brutalista donde recientemente se instaló la casa de subastas. El comprador participó a través de Anna Di Stasi, directora del departamento de Arte Latinoamericano de Sotheby’s.
La obra —que en 1980 se había vendido por apenas 51 mil dólares— estaba valuada entre 40 y 60 millones, rango que terminó confirmando el creciente interés por la autora mexicana. La tercera pieza más cara realizada por una mujer también pertenece a Kahlo: Diego y yo, vendida en 2021 por 34.9 millones. Otras artistas destacadas en el ranking de ventas incluyen a Joan Mitchell y a la sudafricana Marlene Dumas, esta última con Miss January, que alcanzó los 13.6 millones este año, el mayor precio para una mujer viva.
Un cuadro marcado por turbulencias personales
Pintado en 1940, El Sueño (La cama) corresponde a un periodo particularmente convulso para Kahlo, marcado por problemas de salud y por su conflictiva relación con Diego Rivera, según contextualiza Sotheby’s. En la pintura, la artista aparece dormida en una cama de madera estilo colonial, cubierta por una manta dorada con enredaderas mientras un esqueleto de tamaño natural —envuelto en dinamita y sosteniendo flores— descansa sobre los postes de la estructura.
El cielo azul, lavanda y gris del fondo genera una composición que desafía la lógica espacial: la cama funciona como un puente entre lo físico y lo metafísico, una constante en la obra de Kahlo.

La muerte como compañía
Sotheby’s destaca que la pieza representa la muerte como un elemento íntimo y cotidiano, más cercano a la tradición mexicana de la calaca que al temor occidental. El esqueleto no aparece como amenaza sino como acompañante, lo que convierte la escena en una reflexión sobre la mortalidad integrada a la identidad y la creatividad.
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La subasta dejó otras marcas significativas. La estadounidense Dorothea Tanning alcanzó un récord personal con Interior with Sudden Joy, que se vendió por 3.4 millones de dólares. También tuvieron resultados destacados Remedios Varo (Sans titre, 952,500 dólares), René Magritte (La Révélation du présent, 2 millones) y Salvador Dalí (Symbiose de la tête aux coquillages, 4 millones).
Con información de EFE



