Hermosillo, Sonora.– A cuatro días de la desaparición de Jesús Augusto Villa, joven de 20 años que fue privado de la libertad cerca de la taquería donde trabajaba en Hermosillo, su padre, Julio César Villa Díaz, rompió el silencio entre el dolor y la desesperación: “No voy a descansar hasta que me devuelvan a mi hijo”.
En entrevista para Proyecto Puente, Julio César relató cómo Jesús Augusto fue visto por última vez el sábado 12 de julio, alrededor de las 13:40 horas, en el cruce de las calles República de Panamá y Saturnino Campoy, en la colonia Álvaro Obregón.
El joven, quien por las mañanas trabaja en una taquería familiar y por las tardes conduce para una aplicación de transporte, fue interceptado por personas desconocidas que dialogaron brevemente con él antes de llevárselo.

“Mi hijo es un muchacho noble, tranquilo, trabajador. Nunca tuvo problemas ni enemigos. No consumía drogas, no era fiestero. Vivía con su pareja cerca de nuestra casa y siempre me avisaba cuando iba a salir a trabajar”, expresó el padre, quien encabezó una manifestación esta semana para exigir a la Fiscalía de Sonora que agilice la investigación.
El caso ha causado preocupación no solo por la desaparición de Jesús, sino por otros casos similares.
Tras la protesta, la familia fue recibida por autoridades de la Fiscalía General de Justicia del Estado. Sin embargo, Julio César dijo que seguirá presionando.
“Si no hay avances, voy a seguir con bloqueos, marchas, lo que sea necesario para que mi hijo vuelva a casa”
Este martes, familiares y voluntarios iniciaron una brigada de búsqueda junto a colectivos de madres buscadoras, entregando volantes y pegando carteles con la imagen de Jesús Augusto, quien al momento de su desaparición vestía sudadera azul rey, pantalón negro, cadena plateada y tenis negros con blanco. Mide 1.87 metros, pesa cerca de 90 kilos, tiene cabello ondulado, brackets y una complexión robusta.
“Pido a toda la ciudadanía que, si sabe algo, nos ayude. Soy un padre desesperado, una familia entera lo está esperando con los brazos abiertos”, concluyó entre lágrimas.