Hermosillo, Sonora.- Después de una estancia de 10 meses en Taiwán aprendiendo sobre semiconductores y electromovilidad, cinco jóvenes estudiantes del Instituto Tecnológico de Hermosillo (ITH) regresaron a la capital con el ímpetu de compartir lo aprendido.
Eduardo Contreras Robles, alumno de Ingeniería Eléctrica de 22 años, comentó que el grupo estudió en la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de Taiwán.
De acuerdo con el alumno, los estudiantes enfrentaron un choque académico, ya que la forma de impartir las clases en los laboratorios era muy distinta a lo que conocían.
“La misma aula es muy avanzada tecnológicamente, con pantallas interactivas, micrófonos para cada alumno… desde ahí te vas haciendo a la idea de que es un privilegio pero también un reto”, expresó.
Aunado a esto, comentó el joven Alejandro Ibarra Gálvez, estudiante de 23 años de Ingeniería Eléctrica, que se realizaban visitas industriales para conferencias sobre temas como ciudades inteligentes e inteligencia artificial.
“El Plan Sonora (del cual somos beneficiarios) es algo que se enfoca en las energías renovables, y los semiconductores son esenciales para crear chips, baterías, transistores que tienen que ver con lo que se está haciendo con los carros eléctricos”, añadió. “La mayoría de los carros en Taiwán son eléctricos y apenas se está implementando en diversos países como México”.
Rodolfo Mayorquín Soriano, estudiante de Mecatrónica de 22 años, no conocía mucho sobre Taiwán y, por lo tanto, no sabía qué esperar del país o de las llamadas “ciudades inteligentes”, pero quedó fascinado por los adelantos que la ciudad de Tainan desplegó frente a él.
Sin embargo, admitió que la comida fue el único punto de contención del viaje.
“Lo más difícil fue adaptarnos a la comida, porque en la ciudad donde estábamos nosotros (Tainan) se le conoce como la ‘ciudad de lo dulce’, y la gran mayoría de la comida estaba condimentada con un polvo que hace la comida más dulce. Nosotros, siendo de comida picante y salada, no era de nuestro gusto, pero terminó siendo un gusto adquirido”, expuso.
Otra de las dificultades que enfrentaron los jóvenes fue el idioma, ya que muchas de las personas en la universidad no estaban acostumbradas a hablar inglés con los extranjeros o eran muy tímidas. No obstante, aprendieron lo suficiente de chino mandarín para poder comunicarse.
Saúl Espejel Sánchez, quien estudia Ingeniería Electrónica a sus 21 años, comentó que, en general, la experiencia de estudiar en Taiwán abrió sus perspectivas a otros sistemas de funcionamiento que reflejan mucho de la cultura laboral que prioriza la eficiencia.
“Nos quedamos sorprendidos porque tenían un control de calidad y una manera de hacer las cosas bastante eficiente, porque no eran fábricas nuevas, la mayoría eran fábricas muy bien ordenadas. Tenían gente trabajando en esas fábricas que hacía estudios de eficiencia para organizar ese tipo de máquinas”, explicó.
Espejel Sánchez agregó que Hermosillo y México aún están muy alejados de estar al nivel tecnológico de Taiwán, pero reiteró que estas experiencias e iniciativas tienen la función de adquirir los conocimientos para disminuir esa brecha.