En México estamos viviendo tiempos de incertidumbre. En Sonora, por ejemplo, dependiendo de asuntos como los aranceles, la renegociación del Tratado de Libre Comercio y la materialización o no de los proyectos del Plan Sonora, está en juego el futuro económico de la región. Sin embargo, la incertidumbre puede ser también una oportunidad. Todo depende de cómo la afrontemos.
Estos tiempos hacen recordar una antigua parábola china. El relato cuenta que el caballo de un anciano campesino se escapa, lo que lleva a sus vecinos a expresar compasión por su mala suerte. El anciano responde: “¿Cómo sabes que esto es mala suerte?”. Poco después, el caballo regresa con un caballo salvaje, lo que lleva a los aldeanos a felicitarlo por su buena suerte. Nuevamente, pregunta: “¿Cómo sabes que esto es buena suerte?”. Después le cae una plaga que luego se convierte en una oportunidad de cambio de cultivo y mejora económica. Así el ciclo continúa, a medida que se desarrollan eventos aparentemente adversos y benéficos, cada uno de los cuales desafía las suposiciones sobre la fortuna y la desgracia. La moraleja es que no todo es lo que parece y mucho depende de la actitud que tomamos y de la manera como afrontamos la adversidad. Esto ahora se le llama resiliencia. Tomemos, por ejemplo, las circunstancias adversas que enfrentan los proyectos del Plan Sonora y que pudieran convertirse en oportunidades.
En Sonora se encuentran alrededor de 20 minas de minerales preciosos e industriales en operación. En el año 2021 el estado de Sonora concentró el 75.6% de la producción nacional de cobre y el 25.7% de la producción de oro. Se trata de una actividad extractiva basada en los recursos naturales del estado que implica, por un lado, serios daños e impactos ambientales y, por otro lado, buenos empleos y derrama económica. Por estar atada a la geografía se trata de una industria que no puede emigrar ni ser reubicada, pero que depende mucho de la inversión extranjera. El reto es transformar e innovar esta actividad para que sea menos dañina al medio ambiente y más benéfica localmente.
Por otra parte, el reto de transformar la producción de electricidad, en Sonora. Actualmente hay 42 centrales eléctricas en operación. De éstas, más de la mitad se basa en energías fósiles (11 centrales de Ciclo Combinado y 13 termoeléctricas). Sin embargo, desde 2018 se han venido impulsando proyectos fotovoltaicos. En 2023, ya había 14 parques solares en operación y 23 en construcción o en proyecto. Aquí la tendencia y la buena noticia es que se está aprovechando las ventajas comparativas de la región para producir energía solar y dejar atrás las energías fósiles.
Por último, los promotores del Plan Sonora han insistido en decir se trata de que el estado ya no sólo exporte materias primas en bruto, sino que tenga valor agregado a partir del desarrollo de industrias tecnificadas donde se transformarán el cobre, el oro y el litio, entre otros minerales. Además, se ha insistido en que en Sonora se producirán microchips y baterías de litio. Más recientemente se ha hablado incluso de la fabricación del automóvil eléctrico Olinia.
La incertidumbre actual presenta riesgos importantes, pero también oportunidades de renegociaciones para afinar las políticas de inversión de manera que se minimicen los costos sociales y ambientales y se maximicen los beneficios. Puede ser también la oportunidad de que se le dé valor agregado local a la producción y de que se empiecen a impulsar aquí, por ejemplo, artículos de cobre y oro, en vez de que se exporten en bruto como se hace actualmente. Así la crisis comercial actual pudiera ser una oportunidad para crecer y mejorar.