La semana pasada, la Dra. Beatriz Elena Huerta Urquijo, titular del Instituto Superior de Auditoria y Fiscalización (ISAF), compareció ante la Comisión de fiscalización del Congreso local. En dicha comparecencia presentó y explicó el informe de resultados de las cuentas públicas del ejercicio 2023 correspondientes al Gobierno del Estado y a los 72 municipios.
De la comparecencia de la titular del ISAF se desprende que la evaluación de la cuenta pública de 2023 fue reprobada por siete entes estatales y 18 municipios. Cuatro universidades entre los mencionados entes obtuvieron calificación negativa: la Universidad de Sonora (Unison), la Universidad Tecnológica de Guaymas, la Universidad Estatal de Sonora (UES) y la recién creada Universidad del Pueblo Yaqui.
A reserva de esperar el dictamen final de parte del pleno del Congreso local, mismo que deberá estar disponible a más tardar el próximo 15 de octubre, y de la información hasta hoy disponible en el portal del ISAF, es de llamar la atención el caso concreto de la máxima casa de estudios de Sonora, la Unison.
Por ley, nuestra alma máter está obligada a registrar sus operaciones al amparo de la Ley General de Contabilidad Gubernamental (LGCG), en vigor desde enero de 2009. Es objeto de la citada ley establecer criterios para armonizar la contabilidad, así como la emisión de información financiera. Curiosamente, a 15 años de la entrada en vigor de la LGCG, la Unison sigue siendo omisa en la aplicación de la norma.
Al parecer la recurrencia en el incumplimiento de la LGCG es la principal causa de la reprobación, ya que la observación que se desprende del dictamen del ISAF es contundente; a la letra, dice: “El sistema de contabilidad no cumple con lo establecido en la Ley General de Contabilidad Gubernamental, por lo cual la información presentada no es confiable, veraz y oportuna”. Imagínese que nos digan a los universitarios en particular, y a sonorenses en general, que la Unison recibe recursos públicos por más de 3 mil millones de pesos y que sus registros contables no son confiables ni veraces…
La observación del incumplimiento a la LGCG, además de recurrente, es hasta una especie de burla para los universitarios y los sonorenses. En la cuenta pública del ejercicio 2015 la Unison tuvo 20 observaciones y del informe de aquel año llama la atención la observación número 5, en la cual destaca que la Universidad no pudo acreditar que contaba con el Manual de Contabilidad Gubernamental. Imagínese: no tenían ni siquiera el manual, mucho menos la intención de apegarse a lo establecido.
¿Cuál será el motivo real de las autoridades universitarias para negarse al cumplimiento de la ley contable? ¿Soberbia, amparados en la autonomía universitaria? ¿Corrupción? ¿Miedo al escrutinio público?
Lo cierto es que las actuales y anteriores autoridades universitarias nos deben una explicación de esta vergonzosa situación a la que han llevado a la máxima casa de estudios de los sonorenses. Reprobar la cuenta pública no es un asunto menor. Que se diga que los registros contables no son confiables ni veraces es un exceso de desfachatez que la Universidad de Sonora no se merece.
Y no se lo merece por la sencilla razón de que, si algún ente público cuenta con recursos materiales, humanos, financieros y tecnológicos en el Estado, esa es la Unison. Esperemos que para el ejercicio 2024 presenten como avance para atender la observación, cuando menos, el Manual de Contabilidad. Digo.