Como torbellino, como remolino que gira en torno a su eje llegó a la política mexicana el joven de Macuspana. Logró la posición más importante, la Presidencia de la República, y gobernó como una masa de aire que generó turbulencias. Pero a unos días de jubilarse, según lo anunció, es un terremoto.
Algunos estudiantes de Derecho en las calles manifestándose; la mayoría de los trabajadores del Poder Judicial en paro, los mercados nerviosos, los grandes inversionistas a la expectativa, las redacciones periodísticas y los reporteros observando varias pistas.
Los embajadores ninguneados, los analistas ofreciendo argumentos que no son escuchados, sus seguidores entusiasmados, y la oposición ni se le escucha ni se le voltea a ver. O por cortesía se le mira y oye, pero no logra nada.
La próxima Presidenta quiere tomar posesión en paz, con el piso parejo para no tropezar en los primeros días del mandato, pero su antecesor va con todo para que se apruebe a como de lugar la reforma constitucional.
Llegó AMLO como torbellino, se va como terremoto combinado con huracán
Los naranjas dicen que sí se necesita una reforma para que la justicia sea cercana o todos, pero no con la oferta planteada por los guindas. Los panistas dicen que no al igual que los tricolores.
Dejaría de granizar, llegaría la calma dicen algunos, con la votación en el Senado de la República donde no tienen los votos suficientes. ¿O acaso un legislador provocará la erupción del volcán?
Los meteorólogos pronosticaban calma, días soleados, y tranquilidad total, porque la diferencia de votos fue descomunal, entre el primero y segundo lugar; además tienen 24 gobernadores y el control de casi todos los congresos locales. Por si fuera poco, se decía que no habría ni chubascos, porque la oposición está metros bajo tierra.
Pero aunque los sismos no se predicen, ya se sabía que el paquete de reformas iban a provocar inundaciones, aunque se contaran con legitimidad y mayoría calificada. Los que saben de placas tectónicas y políticas aseguran que puede ser el inicio de un nuevo régimen, y que el precio del dólar se puede disparar a niveles catastróficos.
Pero los que gritan que es un honor estar en ese movimiento dicen que después de la tormenta vendrá la calma en un país, donde quien la haga la pagará, aunque se re programe el primero, segundo o tercer juego de la serie de baseball. Los Sultanes y los Rojos tendrán que esperar, por los fuegos forestales.
Llegó AMLO como torbellino, se va como terremoto combinado con huracán. Ojalá no deje destrozos y que después de este relajo, llegue la calma. Ojalá.
Colofón
+Doña Olga Sánchez Cordero, que se alivie claro. Es el deseo de todos.
+Pero el “sospechisismo” de que ingresó al hospital justo cuando se inició la discusión sobre la Reforma Judicial es inevitable.
+¿Quién iba a decir que un deportivo en la Magdalena Mixhuca sería la sede alterna?