Por Dr. Juan Antonio López Olivarría
La batalla imaginaria del PRI y el PAN por la asignación de las 200 diputaciones federales de representación proporcional, 32 en el caso del Senado, comúnmente conocidas como plurinominales o “pluris”, será sin duda el último trago amargo que les falta digerir del proceso electoral de este 2024.
Decimos que la batalla es imaginaria porque las reglas para ganarlas (sí, ganarlas) son muy claras. En el caso de las diputaciones federales, de un total de 500 que componen la Cámara de Diputados, 300 son por voto directo en urnas, y las 200 “pluris” se asignan de manera proporcional con base en la votación que obtuvo cada partido en la jornada electoral en la que se disputaron las primeras 300 posiciones.
En el caso del Senado, el día de la jornada electoral se disputan 96 posiciones: tres por cada uno de los 32 estados, dos de mayoría y una tercera posición de primera minoría, quedando 32 espacios para la representación proporcional.
Para la asignación de las curules en la Cámara de Diputados sólo hay que entender dos reglas importantes, además de respetarlas; se desprenden del 54 constitucional. La primera: ningún partido político podrá tener más de 300 diputados entre los electos por votación y los de representación proporcional. Y la segunda: ningún partido podrá tener representantes que excedan en ocho puntos a su porcentaje de votación nacional obtenido en la jornada electoral.
Analicemos por partido político los resultados de la Cámara Baja. De las primeras 300 curules, las de la jornada electoral, MORENA se llevó 161 distritos; el PVEM 57; PT 38; PAN 32; PRI 9, y MC y PRD un espacio cada uno. Una candidata independiente se llevó un escaño, el último de los 300 en juego el pasado 2 de junio.
Si sumamos las diputaciones ganadas por MORENA y sus aliados, nos da un total de 256 de las 300 en disputa, es decir, la oposición a Sigamos Haciendo Historia sólo ganó 44 distritos de los 300 en juego. Creo que ese es el mensaje importante del ciudadano, ya que, mediante su sufragio, les retiró el poder que en un tiempo les concedió y en este proceso lo está confiando a MORENA y sus aliados.
Ahora bien, según los cálculos, las 200 diputaciones plurinominales que se asignan en proporción a la votación en urnas quedarían más/menos de la siguiente forma: MORENA 87, PVEM 18, PT 12, PAN 36, PRI 24 y MC 23. El PRD sale del reparto por no obtener el 3 por ciento de ley en la votación nacional.
Sumando las diputaciones obtenidas por mayoría relativa a las plurinominales, el panorama quedaría así: MORENA 248, PVEM 75, PT 50, PAN 68, PRI 33, MC 24, PRD una, más una independiente tendríamos las 500 diputaciones federales.
Como se puede ver, ningún partido rebasa las 300 diputaciones, tal y como lo observa el 54 Constitucional; MORENA, que es el que más se acerca, obtiene 248. En cuanto a la otra restricción del artículo 54, el mismo MORENA, que obtuvo una votación porcentual del 45.52, al sumarle los 8 puntos previstos en la Constitución llegaría al 53.52 por ciento, lo que le daría alrededor de 265 diputaciones, las cuales no tiene, ya que acumula 248 curules. En otras palabras, el partido mayoritario en ningún momento rebasa los dos supuestos que le darían la sobrerrepresentación que alegan y reclaman PAN y PRI desde alguna funeraria despidiendo a su otrora aliado, el PRD, mirándose de reojo en ese espejo.
Además, no les va tan mal al PAN y al PRI con el reparto de las plurinominales: al primero le tocan 36 espacios y el segundo se lleva 24 adicionales. Recordemos que en las urnas los azules sólo ganaron 32 curules y los tricolores tan sólo 9 espacios.
Si de reclamar por reclamar se tratara, el PVEM pudiera argumentar que ellos en las urnas ganaron 57 diputaciones y por la vía plurinominal sólo le otorgaron 18 curules, y que al PRI la ciudadanía sólo le otorgó 9 diputaciones mediante el voto, pero por la vía proporcional se estaría llevando 24 posiciones. ¿Justo o injusto?
El análisis debe hacerse por partido, por la sencilla razón de que la asignación de las diputaciones es por partido, tal y como lo marca el 54 constitucional. De ahí que en la boleta electoral las candidaturas eran por partido y no por coalición como pretenden confundir a la ciudadanía los partidos desfavorecidos y demás actores que, coyunturalmente y a la luz de los resultados, están levantando la voz con criterios equivocados, pero sobre todo con mala fe al empatar el tema de la sobrerrepresentación con la iniciativa de reforma al Poder Judicial para intentar asustar con el petate del muerto al ciudadano.
En la siguiente entrega analizaremos los números finales que se perfilan para la Cámara Alta, que son igual o hasta más contundentes que los de la Cámara de Diputados.