Unos antes, otros después, pero al final todos los empleados estrella se terminarán yendo, porque la luz que emiten no solo ilumina a sus equipos de trabajo, también funciona como su propio reflector y eso les permite visualizar nuevas y mejores oportunidades y no solo verlas, sino que; como los reflectores siempre apuntan hacia él o ella, las grandes oportunidades también los encuentran de frente.
Pero ¿Quién es un empleado estrella? ¿Cómo lo identificamos? Es quién supera por mucho las expectativas y los indicadores de la empresa donde labora, posee una energía activa, entusiasta, innovadora y es un líder nato independientemente de la posición o cargo que ocupe.
En este punto hay varias preguntas a reflexionar: ¿Por qué se van? La respuesta más simple es: porque los desmotiva la falta de flexibilidad, reconocimiento y remuneración sólida; sobre todo cuando el nivel de compromiso que él o ella entrega a la organización no es el mismo que recibe, el valor que aporta se vuelve costumbre y no un elemento diferenciador digno de apreciarse y replicarse, si no que se difumina entre la operatividad diaria.
Ahora bien, ¿Por qué dejamos que se vaya de nuestra organización un elemento de ese calibre? ¿Cómo leer las banderas que nos están indicando que podemos perder a ese colaborador? ¿Qué hacer para fidelizarlos durante el mayor tiempo posible? (No me gusta la palabra retener, porque retener es por la fuerza, por eso digo fidelización porque es por convicción y un ganar-ganar).
Fidelizar significa crear un ambiente laboral atractivo y gratificante para los empleados, un espacio que les haga sentir que su trabajo es valorado y que están progresando en su carrera profesional. Una estrategia efectiva de fidelización no solo retiene al talento, sino que también mejora la productividad, el compromiso y la motivación de los empleados.
Sin embargo, hay una situación alarmante en los directivos que hace que pierdan de vista estas banderas rojas: Les gana la operatividad, pierden orientación en la gente porque los absorbe el enfoque a resultados. Estos personajes estrella, siempre avisan de alguna u otra manera, que se están cansando o desmotivando, pero sus jefes lo dejan pasar hasta que… les hacen llegar una carta de renuncia y entonces si…
“Espérame un poco, déjame negociar tu bono”, “Déjame ver qué más puedo ofrecerte” “Déjame ver cómo ajustamos tus prestaciones o beneficios”.
Pero ¿Por qué esperar hasta ese momento? ¿Por qué no actuar antes? Una vez que el colaborador estrella decide irse, que acepte una contraoferta es muy difícil porque normalmente ya tiene una propuesta mucho mejor con las posibilidades de crecimiento que siempre esperó. Si quieres evitar una pérdida de este tipo, escucha y fideliza a tu equipo, sobre todo a las estrellas en el momento justo, no cuando sea demasiado tarde.
“Entrena a la gente lo suficientemente bien como para que se pueda ir, trátala lo suficientemente bien como para que se quiera quedar”
Richard Branson