Por Frania Celaya
Puerto Peñasco, Sonora.- Roque Celaya es docente de preparatoria y no solo comparte conocimiento con sus estudiantes, sino que, en los últimos 18 años, se ha dedicado a promover y sembrar en la población la importancia de uno de los patrimonios de la humanidad: la Reserva de la Biosfera del Pinacate y Gran Desierto de Altar, al noroeste de Sonora.
2005 – El inicio de un evento tradicional en Puerto Peñasco
Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Sonora (Unison) y en 2005 trabajó en la Fundación de Estudios Históricos de Puerto Peñasco, donde inició un proyecto junto con Amaranto Celaya, presidente de la asociación en ese momento.
Juntos comenzaron ‘Los Caminos de Kino‘ como protesta por no ser incluidos en el ‘Festival Kino’.
Para el municipio era importante ser considerados en el evento por la relevancia histórica de Eusebio Francisco Kino en la región, al recorrer El Pinacate y su legado de tradiciones y costumbres.
Al principio, el festival consistía en realizar senderismo en el Área Natural Protegida (APN), pero no fue hasta 2007 cuando Roque asumió por completo la organización del evento, transformándolo en una experiencia enriquecedora que ahora incluye charlas culturales, históricas y ambientales, expresiones artísticas y una noche de campamento familiar bajo las estrellas.
“Es un fin de semana que nos llena de energía y conocimiento, dejamos de lado nuestros celulares ya que no hay red, lo que nos obliga a convivir con la naturaleza, una experiencia invaluable en estos tiempos”, compartió Celaya.
18 años de historia
Esta reserva natural mide alrededor de 7 mil hectáreas, por lo que cada año se cambia el lugar del recorrido y campamento con la finalidad de explorarlo en su totalidad.
Todo esto con apoyo de la Fundación de Estudios de Puerto Peñasco, el área cultural del Ayuntamiento y miembros de la Reserva de la Biosfera del Pinacate.
Celaya dijo que cada edición ha sido una experiencia sumamente significativa; han tenido el privilegio de explorar lugares emblemáticos, como el sitio donde el personal de la NASA realizó prácticas y han vivido momentos mágicos, como avistar a una borrega cimarrona junto a sus crías.
Familias de Perú y Venezuela han viajado hasta Sonora para sumergirse en la experiencia de una noche en ‘Los Caminos de Kino’.
Sin embargo, la mayoría de los asistentes son de Puerto Peñasco y otros procedentes de Hermosillo, Nogales, Pitiquito, Magdalena, San Luis Río Colorado y Arizona.
18ª edición de Los Caminos de Kino
Como cada año, durante el puente por el natalicio de Benito Juárez en marzo, se realizó la décimo octava edición de este tradicional evento.
El recorrido fue en la Sierra Blanca, un espacio natural en el que alrededor de 100 personas de todas las edades, pasaron una noche en el desierto.
A las 12:00 horas, decenas de familias se reunieron en Puerto Peñasco para viajar juntos al lugar del campamento en El Pinacate; al llegar al lugar, cada familia instaló su casa de campaña, exploró el área y preparó comida mientras aún había luz solar.
Al caer la noche, inició el evento cultural donde participaron miembros de la etnia Tohono O’odham o Pápagos, a quienes se les considera guardianes de la tradición y realizaron un ritual ancestral de purificación.
Para ellos, el ritual del humo representa más que una simple práctica: es un acto sagrado que otorga permiso a los visitantes para adentrarse en su hogar ancestral.
Su presencia y sus rituales dan vida y significado al evento, que conecta a los visitantes con las raíces más profundas de la tierra e historia.
Karen Salguero y Alberto Castellanos, ecólogos que trabajan en la Reserva de la Biosfera del Pinacate, explicaron la importancia de estar en un área protegida y los cuidados se deben tomar para minimizar el impacto ambiental.
“El dar a conocer lo que tenemos en esta zona es muy importante, sobre todo a los locales para que ayuden a preservar y cuidar lo que hay en El Pinacate”, comentó el ecólogo.
También se proyectó un video del sacerdote Claudio Murrieta, que se ha dedicado a compartir e informar sobre el legado del padre Kino.
En esta ocasión, platicó sobre la importancia del misionero como un sembrador de paz entre los diversos grupos indígenas que poblaron esta tierra árida.
Después de las charlas y presentaciones artísticas, las familias disfrutaron de una noche sin tecnología, acompañados únicamente por la vista de las estrellas y el entorno natural.
Algunos encendieron fogatas para combatir el frío, asar bombones y cantar alrededor del fuego.
Al amanecer, los participantes se levantaron temprano para disfrutar del amanecer y emprender la ruta preparada para el día, escalar el cerro más alto del área, liderada por Paulino Pérez y un grupo de senderistas.
Invitación a ser partícipes de este encuentro natural y cultural
“En los caminos de Kino cuidamos mucho el entorno, sabemos que estamos en una reserva natural, procuramos dejar tal cual lo que estamos pisando“, informó Roque.
Por lo anterior, cada edición tiene un máximo de 120 visitantes, para cuidar el impacto ambiental que pudiera generar la visita de más personas al entorno natural protegido.
Para finalizar, Roque agregó que este evento no tiene costo y que no está relacionado con religión ni política.
Agradeció por la cobertura ya que considera que es importante que en Sonora y en México, se difunda la existencia de este tipo de eventos en los que converge la naturaleza, tradición y cultura.