A propósito de los tiempos que vivimos en estos momentos de vísperas a la Nochebuena, que propician la armonía, la introspección e ir a buscar al interior lo mejor de sí mismos, hasta permitir el renacimiento una vez más del niño Dios.
Desde hace unos dias estoy leyendo el libro ‘Y seréis como dioses’, de Erich Fromm, y la verdad es muy interesante el manejo de conceptos sobre cómo entendemos a Dios y la relación humana con la divinidad.
El autor menciona que solo conocemos algunos fragmentos de la realidad y tendemos a completarlos para que tengan sentido.
Por lo tanto, nosotros los humanos le damos sentido a la vida, lo que invita a preguntarnos: ¿qué sentido tiene hoy nuestra vida?
Cabe mencionar aquí que es necesario reconocer que día a día en la vida nos llenamos de miedos que nos limitan e impiden entregarnos plenamente a las experiencias.
Según el autor, en la historia de la humanidad en general, y de las personas en particular, hay momentos que han cambiado el sentido de la vida.
Además, por la naturaleza misma de las limitaciones humanas, no logramos un conocimiento completo, sino solamente fragmentario, entonces tendemos a fabricar algunas piezas adicionales para añadirlas a los fragmentos y formar con ellas un todo, dentro del TODO.
Por ejemplo, el primer acto de desobediencia del ser humano le dio la libertad. Según el relato, el primer acto de desobediencia de Adán y Eva, les concedió la libertad al probar el fruto del árbol del conocimiento, que tenían prohibido, y ejercieron así su libre albedrío y salieron del paraíso.
A partir de entonces los humanos somos libres, y ello nos toca formular la siguiente pregunta: ¿ejercemos nuestra libertad?
Es necesario ser disruptivos para lograr un verdadero cambio, romper con viejas estructuras o actualizarlas; se requiere innovar, generar una revolución en nosotros mismos y acomodar nuestros conceptos, creencias, liberarnos de las ataduras y limitaciones que hemos generado.
Recapitulando, en vísperas de navidad, ¿tú vida es libre y tiene sentido?