Nadie se compra el cuento de que el acto de rebeldía de Marcelo Ebrard no debe verse como un pleito directo con AMLO. ¡Es una afrenta de valores entendidos!
La impugnación del excanciller en el partido y que seguro será llevada al Tribunal Electoral, rompe el acuerdo interno que él mismo firmó para aceptar los resultados del proceso interno en el que Claudia Sheinbaum resultó ganadora de la representación de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación y con ello tener el pase directo como candidata presidencial de Morena en 2024.
Diferentes versiones desde adentro de Morena tratan de explicar off the record lo que está pasando de cara al proceso presidencial de 2024. Están los que argumentan y acusan una traición por parte del presidente a Ebrard, quien con su declinación en 2000 lo ayudó a ser jefe de gobierno. (Bueno, ahí AMLO le correspondió con la candidatura al mismo puesto de manera inmediata). En 2011, Ebrard se abrió al aceptar su derrota y al reconocer que López Obrador lo superó con tres puntos en las encuestas internas, aunque en corto diga que se vio obligado por el carácter autoritario del tabasqueño.
Ebrard huyó del país en 2015 para refugiarse en Francia al acusar una persecución política de Miguel Ángel Mancera y Miguel Ángel Osorio Chong, quienes lo señalaron de filtrar documentos en lo que se basó un reportaje para destapar el escándalo de la Casa Blanca de Peña Nieto, de la que se hizo por favores políticos.
Es aquí de donde se agarra la otra versión de la historia, que dice que Ebrard es un mal agradecido porque después de dos años de exilio en Francia y Estados Unidos, fue López Obrador quien lo rescató políticamente al unirlo a él y a Morena.
A pesar del desastre en la Línea 12 del Metro tuvo siempre el cobijo de AMLO, aún cuando se documentaron los problemas de origen en la construcción y la entrega acelerada al exigir Ebrard la inauguración anticipada porque se acercaba el final de su periodo como jefe de gobierno y quería resultar favorecido para sus aspiraciones presidenciales. justo para enfrentarse con López Obrador en las encuestas internas del PRD, cuando ambos aún eran militantes.
La pregunta es si al declararle la guerra política a AMLO y a Sheinbaum, a Marcelo Ebrard le va a alcanzar para seguir sin investigaciones en su contra por lo de Tláhuac. La declaración de guerra abierta y sin tregua la soltó ayer el propio excanciller cuando de forma indirecta anunció la creación de un nuevo partido político, legisladores cercanos a él confiaron que se está pensando en el nombre de Movimiento Progresista.
Se trata de empezar con un Movimiento Político Nacional que tendrá su semilla el 18 de septiembre curiosamente un día después de que Sheinbaum arranque su nueva ruta por todo el país para reencontrarse con las bases morenistas de cara a la presidencial de 2024, como nos lo adelantó Alfonso Ramírez Cuellar, encargado de la red #EsClaudia. O sea, el resentimiento de Ebrard es tan grande que está decidido a intentar boicotear a la exjefa de gobierno.
¿Hasta dónde va a llegar Ebrard en su afrenta con AMLO? La pregunta también debería hacérsela el propio Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano, para saber hasta dónde le conviene o no aliarse con el excanciller.
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UPPERCUT: Obligada por el INE, Xóchitl Gálvez tuvo que bajar 12 publicaciones de sus redes sociales por violar la ley electoral. Por eso nadie debe sentirse segura o seguro de que con los actos anticipados de campaña tienen asegurada las precandidaturas o candidaturas. Decíamos en días pasados de que con los lineamientos impuestos por el INE se sienta un precedente y las inconsistencias de los actos anticipados se van a ir sumando en una la lista que puede convertirse en su peor obstáculo a la hora de la verdad.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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