Por Krimilda Bernal Hoyos
Por un breve instante, las drogas fueron legales en México durante la década de los cuarenta. El médico psiquiatra Leopoldo Salazar Viniegra fue quien se encargó de este experimento. Todo iba bien hasta que la presión de Harry Anslinger (conocido como el zar antidrogas) y la Segunda Guerra Mundial cambiaron el rumbo de las drogas para siempre.1
Desde que Richard Nixon declaró la guerra contra las drogas en la década de los setenta en Estados Unidos, decenas de países han seguido sus pasos. La prohibición de sustancias y criminalización de personas consumidoras prevalece en decenas de países, donde los castigos van desde una condena en prisión hasta la muerte.
Sin embargo, la aproximación al tema de drogas se ha hecho desde una perspectiva delictiva, con énfasis en la moralidad y en la prohibición, en vez de abordarse desde la esfera de la salud con base en evidencia científica.
Es necesario remover el miedo, los estigmas y el punitivismo de la conversación en torno a las drogas.
Las malas decisiones de los gobernantes y el involucramiento de pseudo-líderes morales ha dificultado un avance en el tema. Lejos de lograrse avances significativos a nivel local, el tema se ha estancado y enfocado solo en las narrativas de adicción y delitos. Honestamente, distamos de avances importantes de no haber cambio en el enfoque.
Hace falta una política pública con enfoque en derechos humanos, salud mental y reducción de riesgos como: salas de consumo controlado para personas consumidoras de sustancias, entregar suministros (jeringas, pipas) nuevos a personas consumidoras para que no contraigan una infección (Hepatitis C, VIH), análisis de sustancias para su verificación, tiras reactivas de fentanilo y que exista el acceso a naloxona, por mencionar algunas.
Las drogas han existido desde tiempos ancestrales, y siendo realistas, no se van a acabar. Desde las más consumidas como el alcohol y la cafeína, pasando por el cannabis, la psilocibina (hongos), las anfetaminas (MDMA), la triptamina (DMT, LSD), la mescalina (peyote) y los opioides (heroína); todas estas sustancias han estado presentes en la sociedad. Prohibirlas no es realista, ni sustentable.
Lo que puede lograrse es mejorar las condiciones de las personas consumidoras, la conversación alrededor de las sustancias y las políticas públicas basadas en evidencia.
Como decía el exsecretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan: “Creo que las drogas han destruido muchas vidas, pero las malas políticas de gobierno han destruido muchas más”.
1 Toxicomanía, el experimento mexicano. https://toxicomania.com/
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Krimilda Bernal (@KrimildaBH) es licenciada en Relaciones Internacionales, analista en temas de seguridad y género. Directora del Observatorio Sonora por la Seguridad (@ObservSonoraSeg) y miembro de la Mesa de Seguridad de Hermosillo ¿Cómo Vamos?