APATZINGÁN, México (AP).— La violencia de los cárteles del narcotráfico contra la que dio su vida el líder de autodefensas Hipólito Mora volvió a recrudecerse el domingo, un día después de que fuera enterrado, al producirse tiroteos y bloqueos de caminos en la ciudad de Apatzingán, un eje comercial de la tierra caliente de México.
Camiones y autobuses colocados por miembros de los cárteles bloqueaban el paso en las carreteras hacia y desde Apatzingán el domingo por la mañana, y los propietarios de los vehículos permanecían de pie cerca de allí, impotentes.
“Salieron dos tipos y me dijeron que atravesara la camioneta. Dijeron que si la muevo, me la iban a quemar”, comentó un conductor, quien pidió guardar el anonimato por miedo a sufrir represalias.
En Apatzingán, un eje para el comercio de los productos agrícolas de la zona, hombres armados despojaron a una familia de su vehículo, se lo llevaron y lo utilizaron para matar a tiros a otro conductor a pocas cuadras de distancia.
El vehículo de la víctima quedó encimado sobre la barandilla de un puente mientras él yacía muerto en su interior, desplomado sobre el asiento del copiloto.
La ejecución fue tan rápida que el coche siguió avanzando unos metros, la parte delantera se subió a la barandilla y se detuvo, totalmente inclinado sobre un costado.
Un amigo del hombre dijo que él trabajaba en un concesionario de vehículos y que había salido a comprar una pizza para una reunión familiar momentos antes de morir.
El amigo culpó al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por el asesinato, a pesar de que Apatzingán está dominado desde hace tiempo por el cártel rival de Los Viagras.
La teoría no es tan descabellada. El Cártel Jalisco Nueva Generación, del vecino estado del mismo nombre, lleva años librando una ofensiva para entrar a Michoacán. Los bloqueos de carreteras del domingo podrían deberse a que el cártel de Los Viagras temía un ataque de este tipo.
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