Columna Qué sigue
…Por el año 1982 dos científicos sociales de apellido Wilson y Kelling, publicaron la “Teoría de las Ventanas Rotas”. Hasta el día de hoy, estos autores aseguran que esta estrategia no debe ser tratada como “tolerancia cero” o “con fanatismo”, sino como un método que requiere una cuidadosa formación, directrices y supervisión y una relación positiva con las comunidades.
Queda bastante claro que recién salimos de una etapa muy difícil, con miras a lo que, según expertos en cada una de las materias ya sea política, económica o de simple pensamiento y devoción, a que las cosas se puedan complicar más.
La verdad es que el anterior párrafo no tiene caducidad en el tiempo. Bien pudiera haber comenzado el año pasado con ese párrafo e igual lo puedo hacer el año próximo, dado que transitar en la línea del tiempo es y será siempre complicado.
Comenzando con la irrenunciable carga sobre los hombros de nuestra propia humanidad. No importa quienes seamos o en qué lugar de la escalera de la sociedad estemos ubicados, en definitiva, somos un saco de necesidades que satisfacer que comienzan por la responsabilidad de permanecer vivos.
Sin ninguna duda, la lucha entre las personas y las sociedades sigue siendo la misma desde la era primitiva: “hay que llevar más y más cosas a nuestra cueva”; de lo contrario corremos el riesgo de perecer de hambre, de enfermedad o manos de quien tiene más, que por cierto este último mantiene una necesidad incontenible de recordárnoslo cada rato.
Pero todo esto es inevitable, la cuestión es que se espera más de una sociedad avanzada que sin darse cuenta constantemente se entrega a sus instintos cavernarios, ante una competencia cada más feroz.
Por la década de los ochentas, el concepto “Tolerancia Cero” alcanzó gran penetración debido a la práctica de una política pública, instalada para resolver una situación que amenazaba seriamente la seguridad de habitantes y visitantes de la concurrida ciudad de Nueva York en los Estados Unidos.
Las políticas de tolerancia cero establecen una consecuencia o castigo preestablecido que pretende disuadir de cometer una infracción que no requerirá transitar por una etapa de valoración de los hechos, es decir, son cosa juzgada. Pero, realmente la idea tuvo un principio más civilizado.
Por el año 1982 dos científicos sociales de apellido Wilson y Kelling, publicaron la “Teoría de las Ventanas Rotas”. Hasta el día de hoy, estos autores aseguran que esta estrategia no debe ser tratada como “tolerancia cero” o “con fanatismo”, sino como un método que requiere una cuidadosa formación, directrices y supervisión y una relación positiva con las comunidades. La verdad que el principio es muy simple, las ventanas rotas de un edificio desocupado, revelan abandono, invitan a la invasión del mismo para actos fuera de la ley contrario a lo que reflejan las ventanas en buen estado.
Al final y aunque mucho se puede investigar sobre la historia de las políticas públicas de la ciudad más famosa del mundo, lo menos complicado es remitirse a la teoría más simple del comportamiento humano. “La Teoría de la Imitación”, también conocido como aprendizaje por observación, que sostiene que aprendemos observando la conducta de los demás y todo lo que nos rodea.
Muros rayados, postes inclinados, cables de servicios de forma irregular e indiscriminada, escuelas banalizadas, sobornos, abusos de autoridad, agresión vial, altos y espectaculares caídos, construcciones abandonadas, jardines públicos crecidos y secos, banquetas rotas, recibos alterados y siempre pensamos en pasar de largo porque simplemente creemos que nada de eso es nuestra responsabilidad.
Y mientras, por ejemplo, los aeropuertos son una especie de simulacro de campo de concentración; el centro de conectividad se torna un espectáculo gratuito de las actitudes humanas que van desde conflicto en las filas, en el equipaje, en la información de los vuelos, de instalaciones con tiendas con precios por las nubes donde la “cero tolerancia” parece haber secuestrado el ambiente y se crean zonas de resguardo para los que más tienen llamadas Vips.
Es verdad, todos los mensajes que recibimos constantemente nos presagian siempre un tiempo difícil y a medida que nuestra energía se agota la angustia e incertidumbre se apodera de nuestro comportamiento y entonces ya todo es rápido y mejor por las malas.
La verdad histórica es que Tolerancia Cero, trajo demasiadas malas. Los actos de discriminación, los rencores y las perversidades encontraron una habitad muy abusivo y muy cruel para quienes no tuvieron defensa y para quienes tenían menos.
Las ventanas rotas en los inmuebles de nuestra sociedad causan tanto daño como las ventanas rotas en nuestro comportamiento. La teoría de la imitación es la explicación a cualquier tipo de aprendizaje y se ocupará una pequeña acción diaria para provocar un gran cambio, sobre todo si piensa en la formación de las nuevas generaciones.
México vive en una constante convivencia con los Estados Unidos y sin lugar a dudas y al juzgar por las escenas de los últimos tiempos en las fronteras y las cifras de la economía, debe seguir un tiempo de revisión de actitudes. El 2023 será antesala de ambos países para la elección presidencial del 2024 donde todos querrán llevar y llevar a su respectiva cueva.
Cuando conoces el poder se tus actos, asumes un compromiso para con la sociedad. Y recordando lo que el buen Ben le dijo al “hombre araña”: “Un gran poder traerá consigo una gran responsabilidad”, en la película por supuesto. Lo que sigue es concluir en base a lo experimentado, es que antes de un camino hacia la tolerancia cero tenemos el reto actuar y de prevenir al Cien. Feliz año.