Columna Contra las Cuerdas
A la gente no le había importado lo que había hecho mal el presidente López Obrador. La falta de medicamentos en hospitales, la liberación ilegal de Ovidio Guzmán, la corrupción en su gobierno, las casas de Bartlett, la casa gris de su hijo, la militarización y otros temas se dejaron pasar hasta ayer cuando miles salieron a las calles no sólo de la Ciudad de México sino de todo el país a protestar contra la propuesta presidencial para desmantelar el INE.
Es esteril la discusión sobre si tan solo en Paseo de la Reforma se juntaron 400 mil, 500 mil, 600 mil o más ciudadanos inconformes con la idea de debilitar al INE. Es una de las marchas más nutridas que se recuerden, junto con la de los “pirrurris” como tildó López Obrador en 2005 a los capitalinos que se manifestaron en contra de los altos índices de secuestro.
La amenaza al INE quedó evidenciada más allá del círculo rojo y los cuadros partidistas para convertirse en uno de los asuntos más comentados con preocupación entre la ciudadanía. En las mesas de café, de las casas y los restaurantes se volvió uno de los temas más conversados entre las familias y los amigos interesados o no en asuntos de política. El propio López Obrador fue el principal promotor de la marcha histórica de este domingo al dedicarse a atacar toda la semana y con adjetivos a todo aquel que advierte un riesgo a la democracia si se toca al instituto electoral.
Conociendo al presidente por los antecedentes en casos como éste –ya hablábamos de la marcha contra la inseguridad– en la conferencia mañanera de este lunes de seguro atizará contra los promotores de la movilización y de sus participantes. Sin embargo, el presidente está a tiempo de reconsiderar su comportamiento y su proyecto, no se vaya a convertir el INE en su Waterloo, pues no debe olvidar que es una de las instituciones más queridas por la ciudadanía, incluso así como está la popularidad de la institución es mayor que la que posee el propio presidente.
Es verdad que las leyes siempre son perfectible y que cualquier iniciativa puede contemplar propuestas para mejorar las instituciones, pero el Instituto tal y como lo conocemos garantiza el arbitraje de las elecciones prueba de ellos son los propios resultados con los que López Obrador se convirtió en presidente de la República ganando también la mayoría Legislativa en 2018 y luego en 2021 a pesar de llevar a candidatos desconocidos. El trabajo del INE volvió a demostrar credibilidad y rigor en las elecciones para gobernadores en 2021 y 2022.
En conclusión, el mensaje de ayer de la sociedad en todo el país es nunca llamado de atención para que el Presidente reconsidere su plan de apoderarse de una de las instituciones más importantes para la vida democrática. El aviso de ayer mandando a Palacio Nacional es que ciudadanos, que incluso dieron su voto al presidente y a legisladores de Morena, no permitirán lo que sucedió con la Comisión Nacional de Derechos Humanos para apoderarse del organismo autónomo con una cómplice llamada Rosario Piedra Ibarra o lo que ocurrió en Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, donde el gobierno se apoderó del Consejo Nacional Electoral y hoy de una manera descarada se cometen fraudes a la vista del mundo sin que nada ni nadie pueda cambiar las cosas.
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UPPERCUT: Las protestas en todo el país también deberían ser consideradas por Alejandro Moreno, quien disfrazado como opositor del PRI, se inmiscuyó en la marcha en defensa al INE. Su tibio papel y traición a la oposición para acabar con la moratoria acordada con los partidos de la Coalición Va por México han hecho suponer que Moreno acabará apoyando a Morena en el desmantelamiento del INE.