“Mi paz dejo con vosotros, mi paz concedo”
Que difícil puede ser en estos tiempos, entenderlo y más aún aplicarlo.
Y nos preguntaremos ¿se puede vivir en paz en una sociedad como la que somos parte hoy? Una sociedad donde el tema que escuchamos en las conversaciones diarias es sobre violencia.
Hay muchas vivencias que pueden llevar al ser humano a estados de intranquilidad.
Pero hay un tema que tocaremos este día y es hablar de lo que consideramos los viejos “errores” y hasta “pecados” por omisión que afloran al consciente, algunos en mayor o menor dosis.
Todo lo que dejamos de hacer, pero que podríamos, o incluso “deberíamos” haber hecho, se nos presenta y tiñe nuestro estado anímico con una ligera sombra de melancolía.
Y eso que consideramos “pecado” y todo lo que ha ido mal, nos lo reprochamos cada vez más.
Nos hace sentir que hemos fracasado con todo lo que creemos hicimos mal, tanto nosotros como los demás.
Y nos hace sentir culpables ante nosotros y ante algo superior, porque consideramos que estos fallos no solo obstruyen nuestra evolución en nuestra experiencia humana, sino también lo que sigue.
Y esto nos genera intranquilidad, a veces hasta hablamos de fatalidades, de castigos de Dios y pensamos que la vida ya no nos sonreirá, que todo se acabó y no vemos la salida del túnel.
Estos diálogos y las reacciones a estos diálogos son variados. Algunos se refugian en la violencia, otros en el alcohol lo que les hace desaparecer la incomodidad por unas horas o unos minutos.
Si lo vemos así, pues hay mucha gente que necesita escapar de la cruda realidad; ya que el consumo de alcohol crece y crece y cada vez escuchamos a más personas hacer uso de pastillas para dormir o de tranquilizantes.
Bueno y que decir de la insatisfacción que se percibe cada vez más en nuestra sociedad.
Donde muchos grupos de terapia han sido creados como respuesta a la necesidad de aceptar esta sensación de insatisfacción.
Y es que el malestar interior puede ser tan intenso, que hasta la pandemia que afortunadamente estamos ya saliendo, en su momento, nuestra principal y gran preocupación era sobrevivir o que sobrevivieran nuestras familias; fue así, al menos por unos días.
La humanidad esta en el principio de un proceso que le permitirá a cada quién sin culpas, libremente el recorrido a su propio camino interior.
Y que en lugar de culpa, frustración, pecados, fracasos y errores. Nuestros sentimientos que generen nuestras decisiones sean de felicidad, al alcanzar la consciencia del yo.
Así que conócete a ti mismo y ten el coraje de mirarte tal como eres, acéptate y luego haz los cambios que consideres necesarios
Recordemos que “La paz nace de la armonía consigo mismo”