ermosillo, Sonora.- Rey David Iturralde García busca alternativas biológicas para controlar plagas en granos almacenados y sustituir a los fumigantes e insecticidas químicos que ocasionan daños tanto al producto, como a quienes tienen contacto con él y a los consumidores.
Desde 2010, el investigador y profesor del departamento de Investigación y Posgrado en Alimento (DIPA) de la Universidad de Sonora se interesó por la conservación de comestibles, y a partir de 2015 comenzó a trabajar específicamente en los granos y leguminosas almacenadas.
“El control químico tiene muchas desventajas, deja muchos residuos en los alimentos, son dañinos para la salud ya sea para los aplicadores, los trabajadores del almacén, el medio ambiente e inclusive también para los consumidores si se dejan residuos.
Por eso, es importante ir desarrollando alternativas de control químico y en 2010 comencé con el uso de aceites esenciales, en 2015 con atmósferas modificadas y finalmente mis estudios de doctorado fueron sobre control biológico y atmósferas modificadas en plagas de garbanzo y frijol almacenado”.
Explicó, “utilizamos enemigos naturales propios de las plagas para controlarlas, y actualmente estoy con un proyecto basado en control biológico para plagas de garbanzo almacenado”.
Actualmente, junto a otros investigadores, se encuentran estudiando y experimentando con animales que funcionan como controladores de plagas, como la avispa parasitoide, una alternativa natural, eficaz, barata y que se aplica en países asiáticos en vías de desarrollo.
Entre las ventajas de usar a estos animales, es que cuando la plaga se acaba, mueren por falta de alimento y no hay riesgo de encontrar residuos o que sigan reproduciéndose en el mismo espacio que los granos almacenados.
“Es una etapa donde vamos a poner trampas y muestrear a los enemigos naturales. En este caso buscamos avispas parasitoides, insectos depredadores o ácaros depredadores con la finalidad de controlar las plagas que se encuentran en la región de manera natural.
Los enemigos naturales son muy específicos, ¿qué quiere decir esto? Que en el momento que encuentran la plaga, la parasitan o la depredan o si se acaba el huésped -la misma plaga- tienden a dispersarse, buscan otra cosa y se mueren por falta de alimento”.
Agregó, “entonces es una ventaja porque los enemigos naturales no van a dejar rastros, no se van a seguir reproduciendo y además son mucho más pequeños”.
Se trata de técnicas y métodos de control que están evolucionando y que representan un beneficio de salud, económico y de conservación.
“Lo que yo buscaría una vez finalizado el proyecto es dar una continuidad a las empresas ,sobre todo almacenajes, mayoreo o en grandes cantidades.
Donde yo estuve realizando el doctorado se aplican -estos métodos alternativos- en arroz, se liberan ácaros depredadores y se están teniendo muy buenos resultados, entonces si en Europa ya se está aplicando con éxito, ¿por qué aquí no?”.
Comentó que “también se podría aplicar en cantidades pequeñas: en sacos de 20 kilos hicimos pequeñas pruebas y tuvimos muy buen éxito, estamos hablando de una disminución de la población de un 60% que es muy considerable”.
Además de que la generación actual se beneficia con la conservación de productos en ambientes idóneos y que no ocasionen daños a la salud, también se asegura el alimento para las futuras generaciones, señaló Iturralde García.