Es cosa de todos los días recibir reportes y llamadas de auxilio de vecinos de los diferentes sectores de la ciudad porque en su colonia hay muchos animales callejeros -entiéndase perros y gatos- y sucede lo siguiente, que nos toca realizar jornadas de salud brindando servicios enfocados a la prevención de rickettssia: baños garrapaticidas, desparasitación interna, externa, charlas de la importancia de la esterilización etc. Y de pronto al llegar a las diferentes colonias es que te das cuenta que los mismos vecinos generan su propio “calvario” pues tienen a sus perros y gatos sueltos en las calles sin esterilizar y es obvio que buscarán instintivamente reproducirse y entonces comienza el círculo vicioso que no tiene fin.
Es elemental que la sociedad haga la parte que le corresponde esterilizando y manteniendo a sus animales dentro de sus domicilios, porque además de propiciar la reproducción de estos está poniendo en una situación vulnerable al animal mismo, pues la intolerancia de la gente al animal suelto en la calle es enorme, porque tira su basura, porque hace sus necesidades en vía pública, porque hay ataques y mordeduras etc. y empieza así otro circulo vicioso mas: el maltrato animal que posteriormente hay que buscar sancionar.
En cualquiera de los casos los mas castigados son los mismos animales mientras que sus irresponsable humanos quedan impunes. Vamos haciendo corresponsable al ciudadano, educándolo pero también sancionándolo cuando lo amerite.
Los perros no son de la calle, son el resultado de una sociedad irresponsable.