¿Los estudiantes con mejor rendimiento académico piensan más en su futuro, cuidan más su salud y tienen mejores relaciones sociales? ¿Cuáles son las características de un hogar que produce estudiantes con buenas calificaciones? ¿Los estudiantes con buen desempeño escolar evitan el consumo temprano de drogas? ¿Las alumnas que tienen mayor rendimiento académico tienen menores probabilidades de tener un embarazo temprano? ¿La temprana actividad sexual, el consumo de sustancias, la deserción escolar, la ausencia de sueños y metas, la conducta violenta, está relacionado con las calificaciones?
¿Existe una relación directa entre los estudiantes, sus calificaciones y los padres de familia? Son preguntas que la nueva administración del Estado de Sonora debería considerar si pretende implementar un programa integral educativo, en la sociedad civil contamos con suficiente información para nutrir una visión amplia y más completa de lo que sucede en nuestras casas de estudio.
La pandemia empujó a 5.2 millones de estudiantes en abandonar la escuela (ECOVID-ED 2020 INEGI) este es uno de los principales factores de riesgo y del que se habla poco, considerar que el mal manejo del tiempo de ocio es un disparador de conductas antisociales, debiera considerarse una prioridad de cualquier administración. Sobre todo, por la repercusión que implica en temas de seguridad.
Los jóvenes que abandonan el sistema escolar serán desfavorecidos económicamente en sus oportunidades laborales, esto arrojará condiciones de pobreza para su familia, esto se resume en un detonador de violencia, obviamente siempre hay las excepciones y no es una máxima que el hecho de terminar una carrera universitaria te garantiza un digno nivel de vida, pero sin duda, contar con un mayor nivel educativo se convierte en un trampolín para llegar a nuevas oportunidades laborales y así maximizar las posibilidades de vivir sin el estrés y la ansiedad de no contar con lo necesario en la cartera.
La pandemia separó la delgada línea que existía entre aquellos estudiantes que tienen padres en casa al pendiente de sus estudios, pero sobre todo que cuentan con algo de tecnología disponible para enfrentar el reto de la educación desde casa, pero también evidenció el altísimo nivel de descuido que existen en miles de hogares sonorenses, donde la escuela era una buena “guardería” para adolescentes que asistían por otras causas a la escuela y no por construir un futuro. Recordemos que 4 de cada 10 adolescentes en Sonora vive en un hogar monoparental.
En nuestro centro comunitario tuvimos varios casos de como el covid prácticamente desahucio académicamente a varios de los chicos que asisten a diferentes actividades. Tal es el caso de Marian, quién no pudo entrar a Conalep simplemente porque sus padres no la inscribieron y se quedó fuera, al percatarnos de la situación logramos establecer el dialogo con la escuela firmando un convenio de pago y un compromiso para que ella, logrará llevar la escuela desde nuestro salón de usos múltiples, ¿cuáles fueron los resultados? 88 de promedio. Sin duda, es una excepción.
De cada 100 niños que entran a primaria solo 14 terminan su licenciatura en México. Y de esos 14 ¿cuántos van a laborar en lo que estudiaron? La danza de las cifras se presenta al desnudo en el presente escenario. Si entendemos el termino educación como el desarrollo integral del individuo, tendremos por primera vez en la historia de Sonora, una estrategia que vaya más allá de un sexenio y que incluya algo más que conocimientos, sindicatos, nominas, fugas en los bebedores etc. Sonora requiere de un proyecto que transforme la cultura y sume a una sociedad desesperanzada a la construcción de un Estado seguro principalmente, porque al final cada joven que deserta de la escuela por cualquier motivo repercute en la paz de la sociedad. Para ello, deben de caber las principales necesidades en los lentes del futuro secretario de educación y cultura.
En la sociedad civil organizada estamos a la expectativa del nuevo plan de transformación educativo.