Por Daviana Ley
En 2014 Tomás Arredondo empezó a vender ‘dogos’ en el cruce de los bulevares Solidaridad y Colosio en una carreta sencilla y sin un nombre para el negocio. Fue hasta 2 años después que recibió a un grupo de jóvenes ebrios, les nació llamarle “Miami” y así se le quedó, mismo nombre que dio a la empresa.
Una anécdota que Tomás tiene muy presente en su mente se remonta al verano en el que iniciaron con los dogos, estación donde la temporada de lluvias torrenciales logra acabar con anuncios espectaculares.
Esa noche, él y su socio se empaparon con tal de proteger su pequeño matrimonio. El chubasco no cesaba y pensaron en levantar el puesto, pero tuvieron paciencia y tras la lluvia su suerte cambió, porque lograron vender mucho.
Pese a las burlas que recibieron por mojarse protegiendo su carreta, se alegraron de ver que había bastantes personas con hambre; esta historia es la que Tomás comparte inscrita en la caja de su nueva creación: el Dogo Dubái.
El emprendedor navegó por las redes sociales para crear algo nuevo. Por segunda ocasión causó revuelo en Hermosillo al introducir el primer dogo con oro, materia que surte desde el sur del país y cuenta con su certificado, cada laminilla es de 24 quilates.
“Y pues en la búsqueda de seguir innovando, ser creativos, buscar tener cosas nuevas para nuestros clientes, e inspirados también en redes sociales, me nació la idea de ver a Dubái con oro en todo: carros, joyas, comida, en cortes de carne… Y pues de ahí vino la idea y le metimos oro a un ‘hot-dog’ hermosillense”, expresó Tomás.
Dentro de sus platillos también se le acreditan los famosos “colordogos”: prácticamente consisten en pan de colores, además de ser el negocio donde se ofrecen muchas opciones de complementos para el dogo.
Cada dogo Dubái tiene un costo de mil pesos, cuenta con 3 laminillas de oro, papas y su caja personalizada. Hasta la fecha comentó que sólo conoce a 3 personas que lo han probado: el youtuber hermosillense Yeah Compa, al documentalista gastronómico chilango Lalo Villar, y al artista de corridos tumbados Natanael Cano, también hermosillense.