Por Jesús Ibarra/Izquierdazo
Fue una batalla épica librada en Texas, Estados Unidos, para cualquier era de la división y Juan Francisco “Gallo” Estrada vs Román “Chocolatito” González II va ser una candidata a Pelea del Año al final de 2021, incluso si persiste la polémica de un supuesto robo en las tarjetas.
La narrativa creada en torno a si fue una decisión regalada para el Gallo, ahora campeón mundial unificado súper mosca CMB y AMB, y lineal de la revista The Ring, en perjuicio del legendario Chocolatito nicaragüense fue sembrada de inmediato en redes sociales. Tanto Twitter como Facebook ardieron de inmediato, incendiadas por los acólitos de ambos desde los primeros minutos que siguieron a la lectura de las tarjetas. Lo mismo entre periodistas especializados en boxeo desde estadounidenses, hispanos, mexicanos, centroamericanos y hasta japoneses.
Cabe aclarar algo. La única verdadera mancha en este duelo, un clásico instantáneo ya de las 115 libras, fue la tarjeta del juez venezolano (exiliado político en Miami, Florida) Carlos Sucre que vio a Estrada ganar 9 de 12 asaltos contra González. Una pelea que no existió.
Eso se tradujo en una puntuación desproporcionada, de 117 a 111, a favor del mexicano. Pero también fue una decisión en contra del boxeador que es usado por el régimen del dictador sandinista Daniel Ortega como propaganda viviente. ¿Política en juego? No lo sé. ¿Puntuación muy abierta? Por supuesto.
Las otras dos tarjetas, una por 115-113 para Estrada y otra por la misma puntuación para González estuvieron en el margen de lo razonable en términos de apreciación de lo que ocurrió.
De ninguna manera, ni Estrada o González, fueron capaces de ganar cada uno por su cuenta más de ocho asaltos. ¿Por qué? Muy simple. La distancia entre la tenacidad, intensidad, capacidad y técnica de ambos es tan ancha como el grosor de la pluma de un pájaro.
Haciendo una comparación, esto fue como una escena de la aclamada serie de Netflix, Gambito de Dama, donde la estrella en ascenso del ajedrez Betty Harmon sostiene intensas partidas con los grandes maestros rusos en el campeonato mundial. Extendie los duelos al máximo y gana en el último movimiento posible con una precisión matemática.
Así fue el ajedrez boxístico en la arena de los Mavericks de Dallas con público ‘distanciado socialmente’. Se impuso el exponente que supo hacer el gambito del rey, y ese fue Estrada. La tapó todas las salidas del excelso González obligándolo a pelear su pelea.
Este enfrentamiento de dos grandes técnicos se convirtió desde el primer asalto en una sinfonía de la destrucción que alcanzó varias notas y ritmos. Cada uno tomó la batuta conforme avanzaba la interpretación de la obra destructiva sobre el ring.
Paridad confirmada, ¿o robo en Gallo vs Chocolatito?
Luego de 24 asaltos y una serie de récords en golpeo según CompuBox, lo que se ratifica entre ambos científicos dulces de los pesos chicos es la paridad y la competitividad. Están hechos el uno para el otro. Y en esta ocasión, se impuso la corriente más salvaje de su especialidad: alto y eficiente volumen en golpeo de poder en cada round.
Mike Coppinger, el reportero senior de The Athletic, abonó a la polémica del supuesto robo en su reporte posterior a la pelea del Gallo y el Chocolatito:
La decisión dividida no fue un robo, pero aún así, dos de los tres jueces vieron ganar al hombre equivocado. González fue el boxeador más limpio y afilado en todo el enfrentamiento, y tuve a Chocolatito ganando 115-113 (siete asaltos a cinco). Incluso, el 116-112 es razonable para González. Y con más de 2,500 golpes lanzados, fue naturalmente una pelea difícil de anotar. Así que no, esto no fue un robo, pero aun así, sentía que González era el merecido ganador. El verdadero problema: esa tarjeta 117-111 a favor de Estrada. ¿Qué?
Coppinger fue secundado en su opinión por decanos como Dan Rafael (Ring City USA), promotores como Lou Dibiella, que hace negocios con Teiken (la co-promotora de González), jugadores de la NBA como Damian Lillard y hasta el ex rival del nicaragüense Kalil Yafai.
Otros, como Doug Fischer (editor jefe de la revista The Ring), abrumado por un mar de emociones, reconoció que a pesar de que él pudo haber anotado la pelea a favor de González no tenía problemas con la victoria de Estrada, campeón lineal de dicha publicación.
Y así era el vaivén de opiniones en esa marea sin control de Facebook y Twitter. Una realidad alterna que crea burbujas también entre sus usuarios gracias a la manera cómo los algoritmos se ajustan a las discusiones sesgadas. Le muestra a los usuarios lo que apela a sus creencias y emociones del momento.
Pero regresando a la historia del combate, la paridad es tanta que si vuelven a pelear para completar una trilogía a finales de año el resultado va ser similar. Las tarjetas registrarán una estrecha decisión para uno de los dos.
Recuerden que pelearon hace ocho años y medio. En aquella ocasión, González hacía su novena y última defensa del título minimosca AMB ante Estrada, que bajó de división para obligar al nicaragüense a recorrer toda la ruta y soportar su cierre frenético en los rounds de campeonato mundial en un esfuerzo inútil.
González ganó por decisión unánime. El ganador fue el correcto, pero una de las tarjetas no: 118-110. El Gallo no perdió 10 rounds esa noche. Las otras dos tarjetas para Chocolatito fueron correctas: 116-112 y 116-112.
No les extrañe que, una vez definido el rumbo que va tomar el campeón mundial y lineal, Estrada y que aclare qué trilogía ocurre primero, ya sea contra Rungvisai (retador obligatorio del CMB) o González, volvamos a ver otra pelea con alta calidad y resultado estrecho en manos de los juegos.
La narrativa del robo debe desaparecer, pues no le hace justicia a la magnitud del boxeo puro y salvaje que ofrecieron el Gallo de Puerto Peñasco y el Chocolatito sandinista.
La clave de la victoria para Estrada
89 golpes conectados de Estrada en el cuerpo de González, por apenas 31 de este.
Polémica con González
Chocolatito no oculta su simpatía con el régimen dictatorial sandinista de Daniel Ortega que gobierna Nicaragua. Subió con una gorra de la Policía Nacional, el logo del partido FSLN y una playera que de manera explícita hacía campaña a favor del mandatario nicaragüense. Todo esto, en medio de una intensa polarización política en su país.
Sorpresa binacional
El que Estrada haya subido al ring con la bandera de México y Nicaragua fue una jugada inesperada para González y su país.
El gesto, en un país dividido y atormentado por el monopolio de la fuerza letal de un dictador, le ganó miles de seguidores nicaragüenses que le expresaron simpatía por vender a Chocolatito, a quien señalan hasta de ser paramilitar.