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lunes, mayo 6, 2024

“La sociedad no ve la obesidad como una enfermedad porque convive con ella”, asegura el especialista Carlos Ballesta

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Madrid, 10 de marzo (Europa Press).- El doctor experto en cirugía de la obesidad, Carlos Ballesta, ha advertido de que “la sociedad no ve la obesidad como una enfermedad porque convive con ella”, por lo que no está concienciada sobre los peligros de esta patología, que son tanto de índole física como mental, además de implicar un descenso de la esperanza de vida.

De hecho, según detalla Ballesta, una persona con obesidad tiene un año menos de vida por cada exceso de diez kilos. “Esto sucede porque nuestros órganos, metabolismo, funcionamiento cardíaco, respiratorio, pancreático y renal están diseñados para trabajar correctamente entre unos índices de masa corporal (IMC) de 19 y 25”, ha expresado el experto. Tal y como prosigue, cuando se superan estos valores, el cuerpo se resiente, y a partir de 40 (lo que se conoce como obesidad mórbida) “se derrumba”, apostilla.

Así, la espalda y las articulaciones “se inundan de dolor mientras que las piernas se deforman e hinchan”, ha informado. “Esto no se produce por la edad, sino por la presión y exceso de peso que tienen que soportar; es como si a un edificio con cimientos para tres pisos, le pones siete pisos encima. Lo normal es que se derrumbe”, afirma el doctor.

Además, los órganos también sufren. “La grasa aplasta los pulmones mientras que el corazón se ve forzado a trabajar cada vez más y, como resultado, el ventrículo izquierdo se hipertrofia”, abunda, añadiendo que el problema es que oprime los vasos que pasan a través de ese músculo, “por lo que llega un momento en el que aplasta tanto que provoca el infarto”, aclara.

EL HÍGADO, INCAPAZ DE METABOLIZAR EL COLESTEROL

Así las cosas, este problema se agrava por el mal funcionamiento del hígado, incapaz de metabolizar el colesterol. “Al no metabolizarse, se deposita en el interior de las arterias, acelerando esa obstrucción; por lo tanto, el obeso no ha fallecido de un ataque al corazón, sino por la propia obesidad”, remarca.

Esta obesidad también afecta a la mente. “Nos vuelve lentos y faltos de reflejos”, destaca el experto. Esto sucede por dos motivos. Primero, el espacio que hay entre el cráneo y el cerebro es mayor, es decir, se produce un edema. Como apunta el experto, “este es el motivo por el que el obeso mórbido sea más lento en reflejos y respuestas y tenga tendencia a quedarse dormido”. Por otro lado, esto se ve potenciado por una menor capacidad pulmonar. “Ventilan peor los pulmones y llega menos oxígeno al cerebro que está edematoso. En conclusión, está abotargado”, explica.

Para tratar la obesidad, el doctor Ballesta recomienda, dentro de la cirugía de la obesidad, la técnica del by-pass gástrico. “Es la que ofrece mejores resultados a largo plazo y se mantiene en el tiempo”, detalla. En este tipo de cirugía se secciona una parte del estómago, que se conecta directamente al intestino delgado. De esta forma, la comida salta un gran segmento del intestino delgado con el fin de disminuir la absorción calórica y de nutrientes.

A la hora de plantear esta intervención, se analizan una serie de parámetros como el IMC o el estado del corazón. En función de los resultados, se lleva a cabo un by-pass normal o uno de asa larga.

Ambas técnicas se diferencian en la longitud del asa alimentaria. Esto es, la porción de intestino que va del estómago al punto donde le llega la bilis. Según asevera el director del CLB, “si el by-pass estándar tiene un metro cincuenta de asa alimentaria, en el de asa larga hay que dar tres y medio”.

Al atrasar dos metros más la distancia en que se unen los alimentos con la bilis, se absorben menos alimentos y el paciente pierde más peso. “Pero el punto que hemos elegido es el suficiente para que el paciente siga absorbiendo las vitaminas”, indica Ballesta.

Con información de Europa Press.

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