Por Karla Acosta
Los perros, gatos y demás animales que adoptamos se vuelven nuestra compañía en el hogar, tristemente somos nosotros los humanos quienes no logramos comprender esto: maltratamos, abandonamos o no prestamos la atención suficiente a nuestras mascotas, regalamos solo “un pedazo de dueño” a estas pequeñas criaturas.
Hemos escuchado de distintas voces y en redes sociales a especialistas y demás agentes de la sociedad decir: “sino tienes dinero, no adoptes”, “sino puedes mantener a una mascota, no la tengas”, “los animales son una responsabilidad”, y es correcto. Estos acompañantes peludos, al igual que las personas, necesitan atenciones médicas y de afecto pero, ¿Qué sucede cuando tienes que hacer un gasto médico que no tenías previsto?
Imagina este escenario: enfermas tú, tu hijo o tu pareja, ¿qué haces? Tratas de acudir al centro de salud más cercano, rápido y eficiente para salvaguardar su salud; privado o de genéricos dependiendo de tus posibilidades. Si no, acudes al Seguro Social. Lo anterior también ocurre con los animales.

Las mascotas y sus dueños se enfrentan a una triste realidad, y es que son contadas las dependencias públicas y/o gratuitas en todo México, que les permitan consultar o cumplir con sus servicios básicos de vacunación y desparasitación, ya que en Sonora no existen este tipo de hospitales veterinarios.
Tan sólo en 2016 en la delegación Iztapalapa, fue inaugurada la primera clínica gratuita en el país.
¿Este modelo de atención médica funciona igual que el Seguro Social para las personas?
La activista y directora de Pata de Perro en Hermosillo, Carolina Araiza, aclaró que este modelo de veterinarias es una ayuda para personas de bajos recursos o de zonas vulnerables que tienen animalitos de compañía y no cuentan con los recursos necesarios para atenderlos cuando estos enferman.
Además, son un gran apoyo para quienes cuidan a los animalitos que están en hogar temporal, y ciudadanos o asociaciones que se dedican a rescatarlos.

Actualmente en Hermosillo existen muchas clínicas particulares pero cada servicio tiene un precio dependiendo de la calidad en medicamentos, la atención brindada, entre otros factores que elevan sus costos. Este rango puede variar y ser accesible para algunos. Es por ello que la importancia de las veterinarias públicas radica en las miles de personas que no pueden costear los tratamientos privados y desgraciadamente sus animalitos fallecen por esta falta de atención.
Los hospitales públicos no solucionan los problemas de animales callejeros ni la sobrepoblación

En ocasiones las personas buscan tener un hospital público veterinario a su alrededor, pensando que esto erradicará el problema de animales callejeros y sobrepoblación canina y felina que está latente en las ciudades, pero no es así, según afirmó la especialista, Carolina Araiza. Para ello se requiere de un programa de castración masivo y sistemático.
Los rescatistas hacen un llamado a las autoridades Municipales y Estatales para establecer estos centros de salud públicos para animales; y a los actuales candidatos (de cualquier puesto de elección popular), les piden anotar en sus agendas el tema de protección animal que va más allá de perros y gatos.
“Es prioritario sobre todo en estos tiempos de pandemia… es lo que nos ha llevado acá, el descuido de animales”.