Columna Política y Medios
Cada 13 de febrero, la UNESCO, así como miles de radiodifusoras en todo el mundo, celebramos el Día Mundial de la Radio como un reconocimiento colectivo a la diversidad, la pluralidad y el servicio que brinda. Por tal motivo, este sábado, el Instituto Mexicano de la Radio, la Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales, la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, UNESCO México, entre otras organizaciones, conformaremos una red de más de 100 emisoras que compartiremos en vivo distintos mensajes. También celebraremos, aunque tardíamente, el centenario de la primera transmisión radiofónica en México, ocurrida en agosto de 2020.
Hace poco se revelaron cifras poco alentadoras sobre el futuro de la radio, pero nosotros tenemos “otros datos” y otra óptica sobre el tema. En 2015 se nos dijo que el 72% de los hogares en Sonora contaban con un aparato de radio, en 2018 la encuesta de nuevas tecnologías, también de INEGI, reveló que en Hermosillo había al menos 246 mil 418 aparatos de radio en casas, correspondiente al 63.6% de los hogares de la ciudad y en 2020, se nos dice que de las 874 mil 341 viviendas habitadas en la entidad 527 mil 427 tienen al menos un radio receptor.
Cuando los primeros estudios sobre los usos sociales de la radiodifusión y sobre consumo y equipamiento cultural se publicaron en México, nunca sus impulsores se imaginaron que el panorama mediático daría un salto tecnológico sorprendente en un puñado de años. Pero aun así, los cada vez más numerosos apologistas del fin de los medios de comunicación tradicionales como la radio y la televisión, tendrán que esperar a la ceremonia de entrega de su acta de defunción.
Preocupados por la cantidad de lugares comunes que surgían relacionados con la “avasallante e imparable” marcha de las nuevas tecnologías, las redes sociales, y el debilitamiento de plataformas análogas como la radio, a la que los ciudadanos apenas habían alcanzado un marginal acceso en la plena y libre producción de contenidos en algunas partes del país, en Política y Rockanroll Radio, 106.7 FM, nos dimos a la tarea de salir a la calle, no hace mucho tiempo, en abril de 2018 ( pensábamos hacer la encuesta de nuevo en 2020, pero la pandemia lo ha impedido) y preguntarle a la gente sobre su relación, su contacto íntimo, social, lúdico, educativo, de entretenimiento con la radio y la oferta radiofónica de la capital de Sonora.
El resultado fue para algunos de nosotros más que sorprendente, sobre todo, pese a que durante muchos años laborábamos como voluntarios en la producción y difusión de contenidos radiofónicos en la radio comunitaria local, en los últimos tiempos, no habíamos elaborado instrumento alguno para medir el ánimo colectivo y las transformaciones culturales de la sociedad. Nuestro forzoso exilio de los micrófonos y un especie de lugar común, revestido de un apresurado y de alguna forma justificado triunfalismo por parte de ciertos sectores convencidos del ímpetu imparable de las nuevas tecnologías, hacían que nos sintiéramos como removiendo antiguas ruinas, escavando con temerosidad entre territorios neocolonizados por “cautivadoras” propuestas, algo así como una versión de la segunda década del siglo XXI del hit de 1980 del grupo “The Buggles”, pero alterando su estribillo, “Spotify, Kill The Radio Star” .
Aunque es indudable que las nuevas tecnologías, el uso y abuso de las redes sociales, la acelerada “netflixización” de la sociedad, han desarticulado muchos espacios de convivencia e interacción de ideas colectivas, la radio no necesariamente ha sido reemplazada de manera definitiva por la aparición de plataformas virtuales, en donde la simplificación, la premura en la construcción de mensajes, entre otros poderosos factores, a menudo genera espacios de escaso compromiso social, elemento fundamental en la real construcción de ciudadanía.
Volviendo a nuestros modestos hallazgos, entre los aspectos que revitalizaron nuestra moral como radialistas independientes, e interesados en promover una nueva cultura radiofónica en la ciudad, es que, en primer lugar, el porcentaje de personas que contaban con un radio receptor en hogares, lugares de trabajo, de convivencia y transporte fue superior al 85%, una cifra que da cuenta que el potencial de escucha sigue siendo alto, motivado por transformaciones en los enseres que sirven para este servicio y la proliferación de radio receptores asiáticos de baja calidad que acompañados con espacios para insertar memorias digitales, han, al menos desde lo local, despertado el interés de renovación del equipamiento destinado a la escucha de música e información, aunque en los hogares de clase media y media alta, ocurre un fenómeno distinto con la llegada de los nuevos equipos de alta gama, la hegemonía del Bluetooth y la tendencia a eliminar los sintonizadores de radio por los fabricantes.
Además de otros aspectos que pudimos captar en charlas con los encuestados, es notorio que para los sectores populares, existe, sobre todo en el centro de la ciudad, gran cantidad de establecimientos dedicados a vender en forma masiva radios económicos, por lo que el acceso al equipamiento, es un tema importante, sobre todo después de muchos años de que no existía oferta alguna en el mercado ante el envejecimiento y la obsolescencia de los anteriores productos, principalmente grabadoras y estéreos.
Otro aspecto es la cercanía con la radio, un número superior al 75 % dijo escucharla cotidianamente y considerarla como parte de su rutina, además de que sigue siendo una fuente privilegiada de información y supervisión del entorno social. Es decir, la radio forma parte de los distintos itinerarios en el que los hermosillenses, laboran, descansan, se educan, se entretienen o realizan sus actividades.
Pese a que fue destronada desde hace mucho tiempo como el espacio donde privilegiadamente la gente se informa de lo que ocurre a su alrededor, entre los sectores de clase baja, en una ciudad donde más del 52% se considera pobre, la radio es entendida como un medio de comunicación efectivo para informar, también como espacio de denuncia y solución de problemas.
Por lo anterior, los ciudadanos le otorgan amplias posibilidades a la radio de ser impulsora y organizadora de nuevas y mejores formas de organización ciudadana. Al menos en el ámbito de la deseabilidad y del deber ser, alrededor del 80 % de los encuestados, manifestaron estar de acuerdo con que la radio es un medio efectivo para que los ciudadanos denuncien los problemas de la comunidad, además que porcentajes similares, acordaron que la radio puede contribuir para que los ciudadanos puedan organizarse.
Finalmente, entre las múltiples ventajas de la radio, encontramos que, los aparatos son baratos, su emisión es gratis, no requiere subscripción alguna, no depende de ningún ente externo incontrolable como la velocidad de internet, no tiene mensualidades, no se cae, usted no batalla con abusivas compañías, propiedad de abusivos personajes que le quieren cobrar de más. La radio estimula su imaginación, no agota sus costosos datos en su celular, ni le acaba rápidamente la batería, además tiene una veintena de emisoras con diferentes contenidos. La radio nunca había sido tan interesante, plural y diversa en Hermosillo, así que no la piense más, consígase un radio, o encienda el receptor que tiene confinado en el armario de casa, le aseguro que va a pasar un buen rato, pese a los horribles promocionales del INE y la partidocracia que lo acompaña.
Amílcar Peñúñuri, Doctor en Ciencias Sociales, catedrático de la Unison, director de Política y Rockanroll Radio, 106.7 FM.