Hermosillo, Sonora.- Alejandro falleció el pasado 23 de enero a causa de un infarto en Hermosillo; sin embargo, se fue como un héroe porque su muerte ayudó a mejorar la calidad de vida de más de 90 personas, al convertirse en donador de órganos.
Alejandro Zepeda Méndez tenía 61 años cuando murió, luego de sufrir un infarto ocasionado, en parte, por secuelas de coronavirus entre los meses de diciembre y enero. Al final pudo donar sus córneas, tejido y huesos.
Alonso Zepeda compartió con Proyecto Puente que el Centro Estatal de Trasplantes Sonora (CEESTRA) informó que su padre fue el primer caso de donante post Covid en México (al momento de morir, el virus ya no se encontraba en su cuerpo). Es decir, se trata de la primera persona que pudo donar sus órganos luego de haber padecido el virus.
No hubo una conversación más trascendental entre ellos, pero hablé con el doctor, le pedí que me esperara y que la única forma de tener certeza era encontrar algún documento donde él hubiera expresado su voluntad de ser donante”.

Comentó que al salir, observó a su mamá y hablaron del tema, “ella me dijo que alguna vez platicaron y él le dijo que no había necesidad de ser egoísta y quedarnos con nuestro cuerpo si ya no estamos vivos.
Fue entonces cuando Alonso se dirigió hacia su domicilio y encontró la licencia de conducir de su papá. En ese momento leyó que, efectivamente, el señor Alejandro estaba dispuesto en ese momento a ser donador de órganos.
La madrugada del 25 de diciembre, Alejandro Zepeda fue ingresado a la Clínica 14 del IMSS con un cuadro complicado de COVID-19 que había derivado en neumonía, luego de haber permanecido con síntomas leves desde el 17 de diciembre.
Los días 25, 26, 27, 28 y 29 de diciembre se mantuvo hospitalizado, tras más de 12 días con el virus en su cuerpo, hasta que fue trasladado a piso el día 30 de diciembre luego de presentar una mejoría. Fue dado de alta el 12 de enero de 2021.
“Fue un proceso de seis o siete días en lo que logró bajar su necesidad de oxígeno de 15 a cinco litros por minuto y en ese momento nos dieron una pre alta para que se fuera a casa con concentrador y tanque de oxígeno.
El día 12 lo recibimos en casa. Había bajado muchísimo de peso pero se veía bastante bien y comenzamos con el tema de los cuidados en casa, medicinas, etcétera y un neumólogo comenzó a darle terapia de rehabilitación porque la neumonía había casi destruido completamente uno de los dos pulmones”.

Sin embargo, narró Alonso, “el día 23 en la mañana se despertó de muy buen humor e incluso me preguntó sobre un programa de deportes para que se lo sintonizara en la televisión para verlo.
En lo que me puse a corroborar la hora del programa, lo tenía con el concentrador y en ese instante me habla. Me dice ‘Alonso, cámbiame del concentrador al tanque’, lo hago, lo subo a la máxima capacidad y en ese momento se me quedó inconsciente, se me desconectó completamente”, recordó.
Al momento de subir a la ambulancia, Alejandro Zepeda Méndez tenía ya alrededor de cuatro minutos sin pulso y sin poder respirar; al llegar al hospital, se le informó a su familia que había fallecido.
Debido a que falleció por un infarto, no pudo donar órganos como corazón, pulmones, riñones, entre otros, pero sí pudo donar sus córneas, tejido y huesos, ayudando así a más de 90 personas a recibir un trasplante y vivir mejor.
“Nos invade un orgullo total al saber que se fue como un héroe y finalmente nos enteramos que es el primer donador post Covid que superó la enfermedad y que murió, si bien por secuelas, sin tener el virus en su sistema.
Esa fue la razón por la cual se pudo llevar a cabo la donación y evidentemente nos invade de mucho más orgullo”, dijo.
La donación de órganos cambia la vida del receptor, pero también cambia la percepción de quienes son testigos; Alonso asegura que la buena voluntad de su padre lo ha hecho cambiar de opinión y ahora está totalmente seguro de querer donar sus órganos, así como otros amigos y personas cercanas que han conocido la historia de Alejandro.