Fantasiosas, ridículas, estúpidas y, en resumen, un conjunto de calumnias que atentan no solo contra él, sino contra todas las fuerzas armadas y el Estado Mexicano. Así calificó el general Salvador Cienfuegos Zepeda las acusaciones de su supuesta colaboración con el narcotráfico, en una declaración formal rendida ante la FGR donde no se le hicieron preguntas.
Cinco días después de dicho testimonio, la Fiscalía General de la República (FGR) decidió cerrar el caso. “Resultaría ocioso” continuar investigando, concluyeron los fiscales de la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas de la SEIDO.
Este fue el desenlace de la carpeta de investigación que la Fiscalía mexicana abrió el 3 de noviembre de 2020 luego de que Cienfuegos fuera detenido en Los Ángeles por agentes de la DEA, acusado de colaborar con un grupo del crimen organizado asentado en Nayarit, responsable del tráfico de drogas hacia los Estados Unidos.
El expediente del caso, consistente en dos tomos y 11 anexos con poco más de dos mil páginas, fue publicado por la FGR este 16 de enero en una versión pública, es decir, con más de la mitad de las páginas testadas (tapadas en negro) por contener información que la fiscalía consideró como confidencial.
Los fragmentos visibles del expediente evidencian que durante aproximadamente dos meses los fiscales realizaron una indagatoria en la que se reunieron 66 informes y evidencias. Se solicitaron datos al gobierno de los Estados Unidos, y a diversas autoridades como la Secretaría de la Defensa Nacional, el SAT, la UIF, y la Fiscalía de Nayarit. También se realizaron peritajes en fotografía, medicina y traducción y se tomó una sola declaración: la de Cienfuegos.
La conclusión de la SEIDO es que la evidencia reunida en la indagatoria contradice rotundamente la supuesta colaboración del extitular de la Sedena descubierta por la agencia antidrogas de los Estados unidos (DEA) al interceptar comunicaciones telefónicas entre dos presuntos narcotraficantes.
Esas conversaciones, copiadas en un informe de poco mas de 700 paginas, fue la única prueba incriminatoria que los estadounidenses entregaron, según los fiscales mexicanos.
“La autoridad estadounidense al ser requerida para que aportara las pruebas que obtuvo y utilizó para sustentar la acusación se limitó a enviar 743 hojas que contienen mensajes escritos transmitidos vía telefónica (…) intervenciones de las que no se aportó además documentación de como se lograron, lo que imposibilita darles valor jurídico alguno”, concluyó la FGR.
Salvador Cienfuegos compareció a declarar el 9 de enero a las instalaciones de la SEIDO, tres días después de que recibiera el citatorio oficial en el Campo militar número 1, donde oficialmente reside. Lo hizo acompañado de su abogado defensor.
La transcripción del testimonio del extitular de la Defensa y de su representante legal, quedó plasmado en un documento de 28 cuartillas. No hubo interrogatorio por parte de los fiscales.
El general retirado comenzó señalando que es “totalmente ajeno a los hechos que se le pretenden tribuir” y en resumen, que es “inocente”. Subrayó que a lo largo de su trayectoria de seis décadas en el Ejército siempre actuó con “honor”, “lealtad”, y tratando de servir de la mejor forma al país.
En ese contexto, tachó como absurdas tanto por la forma como por el fondo, las supuestas conversaciones que habría mantenido con el presunto narcotraficante Daniel Silva Garate alias “El H9” en Nayarit, entre diciembre de 2015 y enero de 2017, y concluyó que las mismas fueron ideadas por dicho delincuente para engañar a sus jefes y perfiles recursos.
Ni el lenguaje, ni los términos utilizados en los mensajes, señaló Cienfuegos, corresponden al suyo. Dijo que el contenido es tan inverosímil que sorprende que los agentes estadunidenses le dieran veracidad.
“En los mensajes, por ejemplo, se advierten burdas maniobras (de El H9) para obtener diez millones de pesos con motivos que rayan en la estupidez, como el hecho de que se va a llevar un golpe de Estado (…) es francamente ridículo y mas ridículo que los especialistas de la DEA dieran crédito a que efectivamente esos mensajes eran míos”, declaró Cienfuegos.
Mas allá del contenido “fantasioso” de los mensajes, como también los califica Cienfuegos, el general hizo hincapié en que las faltas de ortografía y las palabras que se le pretenden atribuir no corresponden a la formación de educación superior y posgrado con la que cuenta.
En cambio, añade el general, dicho lenguaje sí corresponde al de una persona “con educación escasa” y coincide con la misma forma de escritura que se aprecia en la respuesta del delincuente. Por ello, señala Cienfuegos, en realidad se trataría de mensajes escritos por la misma persona, es decir, por “El H9”.
Cienfuegos agregó que su detención “sorpresiva” cuando arribaba al aeropuerto de Los Ángeles junto con su familia el 15 de octubre de 2020, y su posterior encarcelamiento en ese país, han dañado de forma injustificada un “prestigio y liderazgo” que construyó en seis décadas de trabajo.
“Pero quiero insistir en que las calumnias en mi contra van mas allá de mi persona y de mi familia, van contra las instituciones Armadas del país y contra el Estado Mexicano”, dijo Cienfuegos.
Por su parte, el abogado del general retirado (cuyo nombre está cubierto en el expediente revelado) continuó la declaración para advertir que las intercepciones telefónicas y mensajes entregados por la DEA, además de absurdos, eran ilegales de acuerdo con el marco jurídico en México, y que no podían ser utilizadas como evidencia pues no se contó con permiso judicial para obtenerlas.
El litigante manifestó que las reuniones y hechos que se narran en dichos diálogos no corresponden a la realidad pues hay constancia pública de eventos en los que estuvo Cienfuegos en las mismas fechas en los que supuestamente se reunió con los criminales. Ello sumado a que su defendido nunca ha contado con un teléfono Blackberry.
“Y el punto central: la investigación (de la DEA) es omisa en declarar por qué uno de los mas prestigiados militares mexicanos, con casi 60 años de servicios intachables a su nación, en el momento mas encumbrado de su carrera… se prestaría a colaborar con un presunto narcotraficante de poca o nula importancia”, concluye su abogado.
Luego de casi dos meses de investigaciones, la FGR determinó cerrar la carpeta de investigación número FED/SEIDO/UEITA-NAY/0000821/2020 que había iniciado en contra del general Cienfuegos por la probable comisión de delincuencia organizada en la modalidad de delitos contra la salud, lavado de dinero y acopio de armas.
Tras reunir 61 elementos de prueba, los fiscales concluyeron que no había evidencia que permitiera presumir – al menos de forma inicial – que podrían ser verídicos los hechos señalados en los mensajes aportados por la DEA.
“Continuar con diversas líneas de investigación resultaría ocioso, toda vez que de los datos de prueba se advierte que (Cienfuegos) no participó en los hechos que se investigan” indica el oficio de no ejercicio de la acción penal de la Fiscalía.
Entre la evidencia reunida por la FGR destaca, por ejemplo, requerimientos hechos a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) la cual informó que Cienfuegos no tuvo un teléfono de la marca Blackberry en el periodo de 2015 a 2017. Tampoco tuvo ningunas vacaciones, como se señala en los mensajes que la DEA le atribuye.
Además, la Sedena entregó copias certificadas de diversas publicaciones, bitácoras de vuelo y oficios que acreditan que Cienfuegos estaba en lugares distintos a los que se refiere en los mensajes. Por ejemplo, el 10 de diciembre de 2015, fecha en que según “El H2” jugaría golf con el general en Nayarit, este en realidad se encontraba en Coahuila develando unos monumentos.
“No hay correspondencia ni de tiempo ni de lugar con los acontecimientos advertidos en los mensajes telefónicos”, señalan los fiscales.
Por su lado y a petición de los fiscales, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y el Sistema de Administración Tributaria (SAT), ambas de Hacienda, entregaron información relacionada con ingresos, evolución patrimonial, declaraciones fiscales, movimientos bancarios, entre otros relacionados con Cienfuegos y su entorno. Los datos no evidenciaron actividades sospechosas ni rastro de un posible enriquecimiento ilícito.
A su vez, los fiscales corroboraron que era coincidente la información de dichas autoridades con lo que el propio general retirado reportó en sus declaraciones patrimoniales de 2015 a la fecha,
La FGR intentó obtener los registros telefónicos de los presuntos narcotraficantes que participan en los mensajes. Para ello pidió con carácter de urgente la información a las compañías telefónicas, pero estas respondieron que no era posible pues la información solo se mantiene en sistema por un máximo de 24 meses.
Por su parte, la Fiscalía de Nayarit confirmó a la FGR que tanto Daniel Silva Garate alias “El H9”, así como Juan Francisco Patrón Sánchez alias “El H2” (protagonistas de las conversaciones telefónicas donde se involucra a Cienfuegos) están muertos desde 2017 tras haber sido abatidos en diversos operativos.
En la carpeta de investigación también hay constancia de los requerimientos de asistencia jurídica internacional que la FGR realizó al Departamento de Justicia de los Estados Unidos, con la finalidad de que aportara toda la información útil que llevó a la acusación en contra del general mexicano. Previamente la DEA, en un oficio dirigido al canciller Marcelo Ebrara, dijo que contaba con testimonios de colaboradores y datos de decomisos de drogas.
Sin embargo, la FGR sostiene que la única información proporcionada por los Estados Unidos fueron las 743 paginas con las capturas de las intercepciones telefónicas, sin anexos ni soportes, y un resumen de los registros judiciales de la Corte en Nueva york donde fue radicado el caso.
“Por ello es válido jurídicamente establecer que de ningún modo se reúnen los elementos jurídicos necesarios para la configuración del delito de delincuencia organizada (…) no se advierte que el indiciado (Cienfuegos) haya participado en la comisión de algún ilícito y por ende no hay indicio razonable para presumir la ilicitud de los recursos con los que pudiera contar” indicaron los fiscales.
Finalmente, la Fiscalía General estableció que la carencia de evidencias que den algún grado de solidez a lo reportado por la DEA, la lleva a concluir que “el delito no se cometió” y que, por consecuencia, queda “plenamente establecida la inocencia” de Salvador Cienfuegos Zepeda.