Pasó desapercibido el domingo el primer informe de Ernestina Godoy como fiscal de la CDMX. Pero es necesario analizar el enfoque y logros que le está dando a la justicia, porque los está concibiendo al revés.
Festejó la disminución en 2020, respecto a 2019, de delitos como el robo a casa habitación, robo de autos, robo a cuentahabientes, homicidios dolosos y culposos, lesiones por disparo de arma de fuego y hasta feminicidios. Pero la FGJ no debería echar las campanas al vuelo por una sencilla razón: según expertos, los resultados obedecen al confinamiento obligatorio por la pandemia. De hecho, el Observatorio Ciudadano señala que tras el desconfinamiento y apertura gradual de actividades poco a poco volvió a aumentar el robo.
En la comparecencia, en cambio, la fiscal Godoy evadió tocar los delitos que sí se dispararon y que comprueban que el modus operandi de la delincuencia se movió a otros escenarios en el encierro y con la reducción de movilidad en 2020: la extorsión telefónica, fraudes bancarios y por internet, violencia familiar y violación sexual contra las mujeres. Es decir, en los nuevos delitos la Fiscalía a su cargo no tuvo mucho que ofrecer a los ciudadanos. Por eso decimos que se concibe al revés. El hogar se volvió el escenario más cómodo de los delitos, sin que la justicia encuentre métodos para judicializar los casos y disminuir la impunidad.
Respecto a los ataques sexuales, la funcionaria aceptó que la Fiscalía ha fallado a las mujeres de la CDMX, porque al confinarse las familias, en muchos casos, los hombres de casa se volvieron sus principales agresores. Según cifras oficiales, las violaciones subieron cuatro por ciento, pero organismos de mujeres y civiles como México Evalúa aseguran que hay cifra negra debido a que 99.7 por ciento son de los delitos que menos se denuncian (¿nos damos cuenta de qué tamaño es la tragedia?), en gran medida, porque las mujeres aún encuentran muchas trabas en el MP.
Urge que las agencias y la fiscalía especializada perfeccione sus métodos de trabajo, capacitar al personal, mejorar la intervención pericial, psicológica, médica y química, pues de nada sirve que se remodelen las agencias para atender los ataques sexuales.
A eso hay que agregar el desastre en la coordinación de la Fiscalía General de Justicia en delitos de género, cuya titular, Nelly Montealegre Díaz, renunció inesperadamente a su cargo (octubre 2020) apenas un par de horas después de que Godoy dio un primer informe sobre acciones para el combate de la violencia de género, en particular la violación sexual.
A Godoy le ha fallado uno de los principales temas que prometió afrontar como en ninguna otra administración, mismos que empeoró la pandemia y el enfoque de la funcionaria para afrontar los delitos. No se pueden presumir otros logros que bajaron por naturaleza de contexto, ni se puede perder más tiempo cuando sólo 2.3 de cada 100 violaciones sexuales se denuncian.
Uppercut: Sobre lo que pasó en el Metro, Godoy sigue escondiendo la basura debajo de la alfombra.