Hermosillo, Sonora. 26 de noviembre del 2020.- La noche del 22 de agosto, los hermanos Cristian y Jorge Adrián viajaban por carretera cuando la conductora perdió el control del vehículo en una curva y los dos jóvenes, en ese entonces de 18 y 16 años, salieron proyectados.
Cristian buscaba su celular, pero no lo encontraba; en medio del accidente, ensangrentado y con temor a no sobrevivir, clamó al cielo y pidió encontrar su teléfono para llamar al 911 y a su familia.
De pronto, una mano le extendió un móvil con funda roja y le preguntó si era suyo, a lo que Cristian respondió “sí” y lo tomó rápidamente y, cuando volteó para agradecerle a quien lo encontró, no había nadie.
“Me quedé viendo al cielo y dije, ‘Dios, necesito mi celular, sino aquí nos vamos a quedar yo creo’. En eso llegó alguien o algo, la verdad no sé porque yo no alcancé a ver una cara y nada así, solo vi un brazo y escuché la voz.
Vi la funda roja de mi teléfono y se desvaneció, ya no vi a nadie. No se había parado tampoco ningún carro a ayudar”.
Dijo, “la pantalla estaba toda quebrada pero se veía y les marqué a mis papás, les dije lo que había pasado. Colgué y comencé a llamar a la policía para pedir ayuda.
En eso vi a las otras dos personas bajándose del vehículo y dije ‘bueno, gracias a Dios están bien’ pero aún seguía con la preocupación por mi hermano, metí presión a la policía y nos ubicaron, nos dijeron que en 10 minutos llegaban”.
Cuando fueron trasladados al hospital, los doctores no dieron muchas esperanzas respecto a la situación de Jorge, el menor de los hermanos, debido a la gravedad y a la cantidad de heridas que presentaba.
Después de la tragedia y de un hecho que marcó sus vidas para siempre, Cristian compuso una canción y ahora se ha vuelto una especie de himno de triunfo, de sobrevivencia y un recordatorio de que han recibido una segunda oportunidad para vivir.
A tres meses del accidente, ambos se han sometido a diversas cirugías; Cristian se fracturó dos vértebras, su pelvis quedó deshecha. Jorge necesitó, entre otras intervenciones, una traqueotomía y hace apenas unas semanas comenzó a hablar de nuevo.
Las terapias para ambos son constantes, los gastos siguen aumentando y recientemente la familia fue víctima de una clonación de tarjeta y robaron el dinero que llevaba recaudado para el tratamiento médico.
Amalia Zepeda, madre de los jóvenes, realiza venta de comida todos los fines de semana, organiza rifas y busca la manera de cubrir todos los gastos que se han generado y que continúan generándose hasta el momento.
Usted puede apoyar de las siguientes maneras:
1) Realizando un pedido de comida al teléfono 662 452 7139 -ahí mismo puede solicitar que se le informe qué se estará vendiendo cada fin de semana, por ejemplo: boneless, hamburguesas, charola de mariscos, entre otros platillos-.
2) Realizando una donación al número de tarjeta 4152 3137 3203 8901 (Bancomer) o comunicándose directamente con la señora Amalia Zepeda al teléfono 662 452 7139.