Por Leonardo D. Medina
La población chilena tiene un contexto histórico y revolucionario que se hace notar hoy más que nunca. Diariamente ciudadanos (encabezados por jóvenes) salen a las calles, sus voces se escuchan: destituir al presidente y acabar con la represión los moviliza.
Chile está viviendo una fuerte lucha entre manifestantes y carabineros, dando como resultado muertes y muchos heridos, el conflicto lleva más de un año, pero entre marchas, protestas y paros se han logrado victorias. La ciudadanía logró poner fin a la constitución de Pinochet hace unas semanas, esa fue la constitución que se sostuvo durante la época en la que Chile vivió oprimida bajo una dictadura.
Hoy miércoles es el cumpleaños de Pinochet, con el apoyo de Erik Pasten y Liliana Orozco, haremos un recorrido por ese oscuro momento, en el que durante 1973 a 1990 se vivió bajo el régimen militar autoritario de Augusto Pinochet para entender las raíces de la sangre en Chile.
Durante 1970, salvador Allende, teniendo un sistema de izquierda, ganó las elecciones. Ellos promovieron un sistema económico y político que combina ideas socialistas y comunistas. Este gobierno buscó la nacionalización de empresas privadas que gestionan servicios básicos como el agua o la luz.
Claramente hay una parte de la sociedad que se siente incómoda con la idea de un gobierno socialista, sobre todo los empresarios o los militantes. Instalar un gobierno comunista provocó que hubiera una división en la sociedad, por un lado quienes apoyaban el nuevo sistema pero por otro, aquellos que lo preferían fuera del poder.
Mientras hablábamos, Erik dijo: “Desde principios de su presidencia hay rumor, existe siempre un rumor, va a haber un golpe, va a haber un golpe. A veces eran simples rumores, a veces se tomaban como amenazas verdaderas”. El gobierno sabía que no toda la gente estaba conforme y que podía tener consecuencias.
Incluso estando enterados de que podría haber un golpe, cuando en 1973 Pinochet lo lideró, el gobierno no lo pudo resistir. Se tomó y bombardeó el palacio nacional de Chile y tras cerca de 11 horas de enfrentamiento encontraron a Allende muerto en su oficina.
Con Allende muerto, sólo faltaba que la Junta Militar decidiera quien sería el próximo presidente. Hasta entonces era el ejército el dueño de las calles y a palabra de Erik “Los primeros años son los peores, el principio se da toda la confrontación y violencia pero en algún punto se normaliza el proceso. En un principio es violenta, secuestros, desapariciones forzadas, ejecuciones”
De las primeras cosas que el nuevo gobierno hizo fue instaurar la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Este organismo tenía la facultad de perseguir y reprimir absolutamente cualquier tipo de oposición al régimen. Durante esa época cualquier persona de la que se sospechara conspiración contra Pinochet era detenida, pero también a cualquier intelectual o político de izquierda, incluso estudiantes. Recurren a secuestros, tortura y asesinatos para mantener a la población atemorizada. Según datos del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile, hubo más de 3.000 muertos y desaparecidos entre 1973 y 1990. Las víctimas de la dictadura superan las 40.000 personas.
Para 1980 se autorizó la nueva Constitución Política de la República de Chile de 1980 “Se eliminan o se prohíben los partidos políticos, no hay partidos políticos, no existen. No hay elecciones y el poder se consolida bajo el nombre de un presidente que sería Pinochet” es una de las cosas que quedaron establecidas en esa constitución, almenos en palabras de Erik.
Esta constitución además ponía completamente en manos del mercado todo aspecto de la sociedad chilena “Creo que a nivel mundial Chile es el único país donde el agua está privatizada” mencionaba también.
Junto con todos los cambios constitucionales, los jóvenes se vieron especialmente afectados. Con las escuelas privatizadas muchos estudiantes perdieron la posibilidad de pagarla, además militares se volvían directores de primarias, secundarias, preparatorias y universidades, así que en las escuelas se enseñaba a amar al país y se denegaba la posibilidad de que aparecieran futuros opositores.
Durante la época de 1980 los movimientos que buscaban ir en contra de Pinochet se pueden dividir en dos, los pacíficos que hacían marchas y protestas y los armados que tenían el objetivo de matar a Pinochet para establecer a un nuevo presidente acabando con la dictadura. En algún momento estuvieron cerca de lograrlo, sin embargo Pinochet sobrevivió y muchos de los involucrados acabaron desaparecidos a manos del régimen.
Pinochet levantó en plebiscito en 1988 en el básicamente preguntaba a la población si querían que él volviera a ser presidente. Para ese momento estaba muy claro quienes estaban de parte de Pinochet y quienes no, aun así fue una sorpresa que por más del 70% de los votos, Pinochet fue retirado del poder.
¿Tanta historia cómo interviene en la actualidad de Chile?
Sucede que todo lo ocurrido hace apenas 40 años atrás tiene una presencia innegable en el país, no sólo se volvió una mancha oscura en la memoria chilena, es la raíz que los tiene atados al suelo de la represión política. La constitución que aprobaba al dictador permanece incluso después de que éste se fuera.
Por lo tanto, situaciones del Chile de los 80 como la super privatización y los hospitales así como las escuelas son poco accesibles por sus precios, una realidad actual. Y por supuesto que eso significó una tensión creciente año tras año; en 2019 inevitablemente explotó.
Esta escala en las manifestaciones de una protesta por el transporte a todo un movimiento nacional se debe a que la constitución de Pinochet y la de la actualidad son la misma, hay ciertas reformas, sí, pero es indudable: la carta magna le daba a las fuerzas armadas para estar por encima de la sociedad era el mismo poder que tenían ahora, y no dudaron en usarlo incluso cuando los protestantes no eran más que niños.
La población al sentir tan cercano ese hecho, comenzó a palpar todo lo que su dictador les había dejado, problemas, dificultades para estudiar, dificultades para tener incluso servicio médico y la imposibilidad de siquiera alzar la voz para resaltar lo que es evidente, que la sociedad está disgustada. Por eso se luchó y apenas hace un mes, finalmente se logró deshacer la constitución de Pinochet y trabajar en otra.
Claro que eso no detuvo las protestas. La llama se mantenía encendida y la euforia de un logro así mantenía a la gente en las calles, además el contento era mayoritario, pero no total. Aún había constantes confrontamientos entre quienes querían mantener la vieja constitución y quienes la querían fuera. Con una situación tan inestable el presidente de Chile hizo un comentario que focalizó un objetivo. “Estamos en guerra” dijo a todo su pueblo “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie”.
Escuchar al presidente de Chile declarar una guerra directamente contra su ciudadanía (sin ningún referente bélico contra ningún otro país) provocó un caos que repercutió en una única respuesta, hay que destituir a Sebastián Piñera.
Es por eso que Chile está en revolución, un segundo estallido social que está agitando a la población y está luchando por un cambio, un cambio que finalmente entierre todo lo vivido durante el Régimen Militar y puedan continuar su progreso.
