Es importante aclarar que el estudio de las adicciones éstas se dividen en adicciones a procesos (ludopatía, trastornos de la conducta alimentaria, pornografía, sexo etc.) y en adicciones químicas (fármacos, cristal, cocaína, metanfetaminas etc.)
En esta colaboración hablaré de la adicción a la religión, que aunque se le dificulte digerirlo mental y moralmente, es importante que reflexione sobre este comportamiento, que reúne todos los requisitos que se le asignan a cualquier adicción de proceso.
Si el objetivo de las adicciones de procesos es ponernos lejos de nuestras penas o sentimientos de culpa, aquellas personas que no enfrentan sus dificultades y se aferran a la religión como vía de escape se han vuelto adictos a ella.
Otra definición reza así, la adicción a la religión es usar a Dios, la iglesia o un sistema de creencias como un escape de la realidad o como un arma contra sí mismos y contra otros, en un intento de encontrar o elevar su autoestima o bienestar.
Esto debe entenderse del siguiente modo. Dios no quiere que nos desconectemos del mundo para seguirlo (adicción), Dios quiere que en medio del mundo seamos luz, que en medio de nuestras vidas evidenciemos que Él está en nosotros (vida espiritual vibrante).
Es cierto que hay sistemas religiosos que abusan de sus miembros convirtiéndolos en adictos. Este abuso religioso generalmente se da en las sectas con prácticas muy propias y los miembros llegan a sentir gratificación en la vergüenza generada por su incapacidad de llegar al nivel de los ideales expuestos por la secta.
Debemos definir la diferencia entre espiritualidad y religión. La espiritualidad es la capacidad del ser humano de comunicarse con Dios como cada quien lo conciba, mientras que la religión es la sistematización de la espiritualidad en ritos y leyes. Cuando la religión no está basada en una sólida base bíblica, entonces la religión se convierte en una secta.
Existen algunos comportamientos que son indicadores, que además están plenamente documentados en manuales de desórdenes mentales, que son la base para el diagnóstico psiquiátrico y a la vez orientadores para el trabajo psicológico.
A continuación expongo alguno de ellos:
- Incapacidad de pensar, dudar o cuestionar la información o autoridad de sus líderes religiosos.
- Pensar en blanco o negro. (Todo o nada)
- La fortaleza de sus creencias se basan en la vergüenza que sienten cuando no se apegan a su religión, lo cual se observa como pensamiento rígido y obsesivo con fuerte adherencia a reglas y códigos de ética.
- Actitud de no juzgar a su religión.
- Oración compulsiva.
- Contribuciones desmedidas a la iglesia.
- Creer que el sexo y sus cuerpos son cuestionables.
- Conducta compulsiva.
- Conflictos con la ciencia, medicina y educación.
- Ruptura de relaciones y desconexión de la realidad como recibir señales y tener mensajes de Dios o manipular las Escrituras.
Se ha documentado de manera Lamentable situaciones en que los padres adictos a la religión pueden llegar a pasar por alto el abuso sexual de sus hijos por parte de otros miembros o dirigentes de la organización religiosa (pedofilia) a la que pertenecen para no manchar a su idolatrada iglesia, pero logran todo lo contrario.
También es muy sabido por todos, la negación de padres adictos a la religión, que han negado la transfusión de sangre a algún miembro de la familia, poniendo en riesgo la vida del enfermo.
Finalmente y a manera de conclusión es importante reflexionar que una adicción (cualquiera) es el resultado de un mal manejo emocional, que hace que la persona se sienta incapaz de solucionar sus problemas, así que opta por crearse una realidad paralela, un mundo virtual personal, para obtener la calma y serenidad que no ha encontrado en su búsqueda existencial.