Aracely publicó la iniciativa en Facebook y, poco a poco, llegaron personas aliadas que decidieron replicarla. Su propuesta era simple: la foto de un cartel pintado con plumones y pegado en la reja de su casa lo explica: “Tengo internet, sillas y mesas en mi cochera. Si eres estudiante, toca el timbre, ¡es gratis!”.
Con el anuncio de la nueva modalidad de educación a distancia en todo México debido al COVID-19, muchas familias se preguntaron qué harán para que los niños puedan continuar sus estudios.
En ese contexto, la familia Alejos Chiquete decidió abrir su cochera en la colonia Buena Vista. Aracely, de 62 años, vio esta propuesta en redes sociales y quiso llevarla a Hermosillo. Hasta el momento, con su muro de Facebook, ya logró que al menos dos personas de la capital y una de Nogales también compartan sus cocheras.
“Podremos tener máximo cinco personas al mismo tiempo, separadas y bien distribuidas”, dijo Aracely por teléfono, quien piensa abrir su casa el próximo 24 de agosto, con el regreso a clases.
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“Que no se retrasen en sus estudios”, continuó, “yo siento que, los que estén interesados en continuar y aprovechar las oportunidades que se presenten, van a venir porque es cuestión de nosotros: no es mucho, no es nada lo que vamos a hacer, y será de mucho beneficio”.
La familia dispondrá de cuatro mesas separadas con sana distancia bajo la sombra, toma de temperatura en la entrada, un espacio para lavarse las manos, agua para beber en vasos desechables y gel desinfectante, además de los protocolos de desinfección de sillas y mesas después de cada visita, y que todas las personas que entren usen cubrebocas. Sin embargo, todavía están trabajando en las medidas para que sean lo más seguras posibles.
Entre uno de sus hijos, su esposo y ella harán que todo funcione desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde.
“Lo que pasa, es que había escuchado mucho esa interrogante de madres y padres de familia y del mismo alumno sobre cómo le vamos a hacer si no tenemos internet, si no tenemos la manera de tomar clases en línea”, explicó Aracely, “entonces, casualmente, navegando me encontré ese cartel y dije qué buena idea, aquí esta la solución, hay que hacerlo”.
Aracely contó que, a pesar de que la mayor parte de las personas tomaron con alegría la propuesta, también hubo comentarios un poco pesimistas, como la imposibilidad de hacer una actividad así por las altas temperaturas de la ciudad y por la lentitud de los servicios de Internet.
“Siempre tendemos a encontrarle algo que obstaculice la solución”, afirmó, “tendremos un problema ahora que empiecen las clases, pero también tenemos mucha fe”.
Aracely y su familia también son voluntarios de la Red Solidaria México, organización que se dedica a realizar rondas para llevar comida caliente a personas afuera de los hospitales y en las vías del tren. También funciona como puente entre quienes pueden donar ropa, cobijas, medicamentos, sillas de ruedas y juguetes a las personas que tienen necesidad de estos, así como otras actividades comunitarias desde 2013.
Pero la empatía les viene de generaciones atrás. Desde la abuelita de Ángel y los papás de Aracely, hasta la nieta de ambos, siempre trabajaron en comedores comunitarios, en sus propias casas o en las calles para respaldar a otros.
“¿Por qué lo haces? ¿Qué ganas? Esa pregunta ni nos pasa por la frente a ninguno de nosotros, porque se gana mucha, mucha satisfacción”, contó Aracely, “en la Red Solidaria no es un lugar si quieres brillar, aquí se viene a ayudar a otros, porque no hay ganancia monetaria de ningún tipo: la única, es saber que, lo poquito que podamos hacer por la gente, se hace, y también estamos enseñando sobre la solidaridad”.
Con la pandemia, la Red tuvo que reducir su actividad, y ahora salen una vez a la semana a entregar comida a los familiares que esperan afuera de los hospitales, así como a personas en situación de calle. Por eso es tan importante el voluntariado, afirmó: hacen falta manos que se comuniquen y regalen unos minutos, con precaución, para que la ayuda no pare.
Todas y todos son importantes en el engranaje de la Red y de las actividades en favor de la comunidad: si una persona falta, ya no camina el sistema.
“No me refiero solo a la pandemia, sino que nos consta desde antes que, en las tragedias que ha vivido este país, cuando la gente se une, salimos a flote”, agregó Aracely, “ahora no sé qué porcentaje de la ciudadanía pueda ofrecer apoyo con el internet a los estudiantes, pero los que podamos hay que hacerlo: no hay inversión, no podemos decir que es muy caro y que no tenemos dinero. Quizás no, pero tenemos lo esencial y hay que usarlo, así podremos salir de esta y muchas cosas más. Ahorita es por ellos”.
Para conocer más acerca de la Red Solidaria México y unirte, apoyarla o contactar a Aracely, puedes escribir a su página oficial de Facebook @RedSolidariaMexico.