Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) compitieron en coalición en las elecciones de 2018.
En la disputa que se vive en este momento en la Cámara de Diputados por la presidencia de la Mesa Directiva, sin embargo, el Partido Encuentro Social terminó de romper con la coalición para unirse al Partido Revolucionario Institucional (PRI), grupo que, con base en un acuerdo al inicio de la actual Legislatura, debería tomar la máxima silla del Palacio a partir del 1 de septiembre.
En una reunión privada en la Junta de Coordinación Política (Jucopo), el jefe de la bancada del PES, Jorge Argüelles, acusó a Reginaldo Sandoval, coordinador del PT ‒no estaba presente porque murió su hermano‒ de sacar la billetera para comprar diputados de Encuentro Social en cinco millones de pesos con el propósito de engrosar la bancada, tener más legisladores que el PRI y quedarse con la Mesa Directiva.
El agarrón por la presidencia de la Mesa Directiva apenas empieza.
En representación de Reginaldo Sandoval estuvo Gerardo Fernández Noroña, vicecoordinador del Partido del Trabajo, quien con su estilo entrón desafió al diputado Jorge Argüelles. “Presenta pruebas, cabrón”.
Sin embargo, aceptó que su bancada sí se hará de más legisladores de diferentes fuerzas políticas, supuestamente sin sobornos de por medio, para tener más que el Revolucionario Institucional.
En este momento, según Fernández Noroña, el PT ya llegó a 52 diputados, mientras el PRI tiene 46.
Esa combinación lo convertiría en tercera fuerza parlamentaria, y con el apoyo de Morena podrían romperse los acuerdos pasados y hacer el trámite del PT para darle a éste la Mesa Directiva de Palacio Legislativo por primera vez en su historia.
La sorpresa, se supo, es que la fuerza del Trabajo se estaría haciendo en este proceso de legisladores de Morena, por lo que fuentes enteradas revelaron que detrás de todo este teatro legislativo está la mano de Mario Delgado, a quien en los últimos días, desde el jalón de orejas que le dio en público el presidente Andrés Manuel López Obrador, se le ha visto alterado y preocupado por la conducción política del último año legislativo, ya sin el apoyo de Encuentro Social y con la presidencia de Dulce María Sauri o cualquier otro priista.
Eso es lo que no lo deja dormir bien.
El inicio de esta Legislatura fue fácil para el morenista Mario Delgado, a diferencia del Senado, porque Morena con sus aliados en la Cámara de Diputados, incluyendo a los del Partido Verde, alcanzaba la mayoría absoluta.
Sin embargo, la falta de táctica política y poco oficio, hizo que se le derrumbara el bloque mayoritario.
Aunque ahora lograra hacer todos los trámites para desbarrancar al PRI como tercer grupo parlamentario, le falta el principal reto: lograr las dos terceras partes que se requieren en el Pleno para la conformación de la nueva presidencia que dejará vacante la panista Laura Rojas, cuya llegada también ocurrió en medio de disputas feroces.
Así que vienen muchos días de desvelo aún para Mario Delgado.
El reto que tiene es el del tamaño del enojo del presidente Andrés Manuel López Obrador, que hace un rato comenzó a tratarlo de manera fría por su falta de resultados y de atorarle los proyectos de Palacio Nacional, como ocurrió con la reforma para comprar medicinas en el extranjero.
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UPPERCUT: El gobernador que se siente inmune. En una reunión ayer con gobernadores y funcionarios federales, fue raro ver a todos con cubrebocas, menos al mandatario hidalguense Omar Fayad, quien ya salió de la enfermedad.