Mas en estos tiempos de pandemia, de encierro forzado por el corona virus, la violencia intrafamiliar ha hecho crisis, los temperamentos y la tensión alteran el comportamiento de las personas y tienden a ser mas violentos que en circunstancia normales, la violencia se acentúa en especial contra la mujer por razones ancestrales en México.
La violencia -este fenómeno detestable- es la causa de abusos, tragedias, desintegración familiar, delitos y crímenes. ¡Se puede prevenir!, además, ¡se puede medir!
El violentómetro nos describe tres etapas progresivas donde se incuba la violencia, desde la edad infantil hasta la adulta, es una escala del 0 al 30 que debemos identificar. A continuación explico.
Ten cuidado, la violencia aumenta
La primera etapa va del 0 al 10. Inicia con actos ingenuos, de “jugueteos”, bromas infantiles, “carrilla”, burla, que forman patrones abusivos como el “bullying”, mismos que deben ser detectados y prevenidos en la familia, escuela y a nivel personal, que marcan de por vida a todo individuo que no recibe ayuda.
Ejemplos son de esto son bromas hirientes, chantajear, mentir, engañar, ignorar, la “ley del hielo”, celar, culpabilizar, descalificar, ridiculizar, ofender, humillar en público, intimidad y amenazar.
Esta forma de violencia no es ningún juego, más bien es la base de la pirámide hacia más graves estadios de abuso consuetudinario.
¡Reacciona! No te dejes destruir
La escala del 11 al 20 refleja un severo incremento del nivel anterior, donde la conductas violentas son más visibles y manipuladoras; por ello es vital su detección temprana y tratamiento, por ejemplo.
Controlar, prohibir, (amistades, familiares, dinero, lugares, apariencia, actividades, uso de celular, envío y recepción de correos electrónicos, redes sociales), destruir artículos personales, manosear, caricias agresivas, golpear “jugando”, pellizcar, arañar, empujar, jalonear, cachetear y patear.
En este nivel la conducta ofensora se vuelve más física, combina crueldad mental con actos de violencia recurrente.
Necesitas ayuda profesional, denuncia
La tercera etapa del violentómetro va de los niveles 21 a 30, es la más terrible, terminal, de sumo cuidado e intolerable, por lo que es vital su inmediata atención en todo sentido, entre otras acciones incluye lo siguiente.
Encerrar, aislar, amenazar con armas u objetos, amenazar de muerte, forzar a una relación sexual, abuso sexual, violación sexual, mutilar y asesinar.
Aquí observamos un comportamiento sumamente violento, delincuencial, criminal, ante el que las autoridades y sociedad debemos actuar para suprimirlas y aplicar todo el peso de la ley “caiga quien caiga”. Corresponde al ciudadano buscar ayuda y denunciar.
Conclusión
El violentómetro es muy útil, en especial en la primera etapa de los niveles del 0 al 10, para prevenir en niños estas conductas, conminar a padres de familia, maestros, a ser partícipes en la solución, incentivar a los niños, a ser proactivos, así como decía aquella excelente campaña preventiva “Cuéntaselo a quien más confianza le tengas”.
El segundo nivel va dirigido a la familia, a los adolescentes, para tomar medidas radicales y no llegar a esos estados de violencia, ¡¡¡a no dejarse destruir!!!, a mirar hacia el futuro, con una vivencia de prevención permanente y vida sana. Tanto física y mental, a no tolerar estas conductas perniciosas y destructivas.
La última escala del 21 al 30, es inadmisible. Aquí estamos ante escenarios de prevención terciaria, donde ni la familia ni la escuela, la sociedad en general fuimos capaces de prevenir. Todo esto inicia con un permisivismo extremo, de violencia diaria que no evitamos y que ahora se deberá atender en los sistemas tutelares para menores o penitenciarios de adultos, la cárcel. Ni más ni menos.
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