Hermosillo, Sonora.- 8 de mayo de 2020.- Una semana nunca había parecido tan larga para Norma Leticia; ser madre no se olvida, ni siquiera acostada sobre una camilla luchando por salvar su vida.
Ahí, en esas paredes al interior del Hospital General de Nogales, pensaba en sus cuatro hijos y en su esposo. Todos habían adquirido el virus, pero su pareja era quien estaba en un estado más delicado, internado en el mismo lugar.
Los síntomas iniciaron primero en Marco Antonio, su esposo. Al acudir al hospital a pedir ayuda, lo internaron solo a él pues Norma no presentaba anomalías en sus pulmones. Todo cambió en tres días, su salud se agravó y también requirió ser hospitalizada.
“Empezaron los síntomas, no tenía apetito, olor, tenía calentura, dolor de cabeza y de cuerpo, una tos que no me dejaba hablar.
Fuimos a pedir ayuda, este virus es muy agresivo porque en muy pocos días ya mi esposo tenía los pulmones afectados, así que fuimos un domingo a urgencias y fue cuando lo internaron a él”.
Comentó que “el mismo domingo, como yo traía tos, me tomaron placas de mi pulmón y salí muy bien pero en tres días ya tenía una diferencia considerable, fue por eso que me internaron”.
Norma y Marco Antonio fueron de los primeros casos registrados en este municipio, “nunca imaginamos que nos pasaría a nosotros”, comenta ella, “el virus parece ajeno hasta que te sucede a ti o a alguien cercano”.
Sus hijos Alejandro, Omar, Marco y Edgar también contrajeron el virus. Ahora todos están recuperados pero deben permanecer aislados bajo supervisión médica para seguir el proceso correspondiente.
“Fue muy preocupante, porque al final soy madre, uno piensa que ellos cuatro estaban a la deriva, pensando miles de cosas. Mucha preocupación sentí.
Me aferré a la vida, a pedirle a Dios que nos sacara de esto por lo menos a uno de los dos, fueron días de mucha angustia porque yo sabía que mi esposo estaba internado y aunque mis hijos tenían síntomas leves, también sufrían la enfermedad”.
Cada 10 de mayo es sinónimo fiesta en casa de Norma. No falta la comida, el convivio con toda la familia y mucho menos la música o serenata, ya que uno de sus hijos es músico.
Este año será distinto. No solo por el encierro, sino porque es una segunda oportunidad de vida para ella y su familia, quienes tal vez sostengan una reunión virtual para sentirse cerca aun estando separados.
“No quisiera dejar de comentar que, en estos momentos, la familia ha sido fundamental. Tengo la dicha de contar con una familia verdaderamente valiosa, desde que empezamos a vivir esta experiencia no nos han dejado.
Han caminado junto a nosotros, hemos recibido de ellos mucho apoyo, tanto anímico, económico, moral, espiritual. Mi esposo, mis hijos y yo estamos sumamente agradecidos con cada uno de ellos”.
También se dijo por siempre agradecida con los doctores, enfermeras y todos aquellos que vieron por su salud y recuperación, tanto de ella como de su esposo, durante los días que permanecieron internados, luchando por salir adelante.
La familia. Esa palabra se convirtió en la fuerza y motivación para salir adelante, de pie, entre aplausos y ovaciones del personal médico la tarde del 27 de abril, cuando Norma Leticia Rodríguez Figueroa fue dada de alta tras ser diagnosticada con COVID-19. Su esposo, Marco Antonio, salió por la misma puerta una semana después.