Después de una semana en distanciamiento social, de haber visto varios videos de gente tocando música y haciendo ejercicio en los balcones de ciudades europeas como Barcelona, Madrid, Milán o París, ahora nos toca de este lado del charco la creación de contenidos culturales para redes sociales. Ante las medidas de fase 2 que tomamos para aplanar la curva de la pandemia del COVID-19, el gobierno estatal promueve la estrategia de #QuédateEncasa, y ha llevado al Instituto Sonorense de Cultura (ISC) a voltear oportunamente a la cultura digital como alternativa para mantener la actividad cultural sonorense en estos tiempos de aislamiento social.
Con la convocatoria de Cultura Sonora Digital el ISC redirecciona sus esfuerzos al espacio digital porque las circunstancias así los orillaron. Sin embargo, desde hace tiempo se debió haber volteado al ciberespacio como un lugar donde la cultura se hace, se comparte y también se vive.
Byung-Chul Han, el filósofo sur coreano que piensa desde Berlín, escribe una interesante reflexión sobre la actual pandemia que azota al planeta, esa que para muchos esta poniendo en jaque al sistema capitalista, pero para él realmente nos muestra una ventana de cómo el mundo del mañana será más digitalizado. En el artículo de Han que El País publica en castellano, el pensador sur coreano sostiene que las dos razones por las que los países asiáticos están llevando mejor la pandemia que los occidentales son: el carácter autoritario de sus gobiernos, y que su vida cotidiana, así como su cultura está más digitalizada.
Impulsar la cultura digital implica necesariamente invertir en el desarrollo de una industria creativa que tenga en Internet la principal herramienta de trabajo, promoción y distribución. Desarrollar esa economía de entrada te permite que medidas como la de quedarse en casa sean más fácil de ejecutar para un mayor numero de personas, pero también genera riqueza trabajando desde los hogares.
En una industria cultural mexicana insipiente que depende del Estado como su principal cliente, su producción se centra en los eventos masivos que por la coyuntura de la pandemia ahora no se pueden llevar a cabo. Esto obliga a un cambio de paradigma y a ver en la esfera digital un campo de acción para que los artistas, creadores y promotores culturales puedan innovar, trabajar y llegar a nuevos públicos, justo como ya lo hacen los países asiáticos donde la industria naranja esta más desarrollada como lo son China y Corea del Sur.
Las instituciones culturales ahora si se ven obligadas a cambiar la forma de medir el éxito de los proyectos de los creadores y promotores culturales que benefician sus programas. Ahora el numero de asistentes a un evento no puede ser el parámetro para medir el éxito, los aspectos cualitativos del contenido, así como su valor pedagógico y cultural insertado en una tradición artística cobran más valor, y si se desea usar la coyuntura para transitar a una cultura digital que permita el desarrollo de una industria naranja más robusta se tendrá que poner atención a los proyectos culturales con mayor capacidad de innovación dentro de la esfera digital, así como de crear un mercado de servicios.
Al momento de estar escribiendo esta columna el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell acaba de dar a conocer en una entrevista con López Doriga, que el punto más alto de la curva de contagios se espera para el mes de junio, llegando casi hasta octubre las medidas de distanciamiento social. Es indudable que el daño de estas medidas a la economía será devastador, que sectores industriales completos se quedaran paralizados, dejando a muchos sin fuentes de empleo y que quizás se tenga que pensar en voltear a donde no se había volteado antes para generar riqueza, como en su momento Detroit lo hizo con el proyecto Heidelberg después de la crisis del 2008. Invertir en la industria naranja y digital como motor de desarrollo.