Con 426 decesos y más de 20 mil contagios confirmados en tan sólo 23 días desde la primera muerte, el Coronavirus ha puesto en alerta al mundo; la emergencia internacional declarada por la Organización Mundial de la Salud ante este nuevo brote obliga como mínimo a establecer medidas preventivas en el sector salud y económico.
Con la propagación de China a Japón, Corea, Tailandia y EU, sin llegar a la alarma el llamado de emergencia de la OMS obedece al temor de que el virus llegue a países con sistemas de salud más frágiles que el de China.
La emergencia internacional de la OMS llega a México en el peor momento, justo cuando vivimos la primera recesión (técnicamente oficial) en 10 años, luego de 5 trimestres consecutivos sin crecimiento, es decir con una economía estancada.
La semana pasada comentamos que la unidad es la única estrategia ciudadana para enfrentar los más importantes retos de nuestro país en este momento. Más que nunca debemos refrendar esa unidad y estar atentos, no dejarnos llevar por información falsa, tomar precauciones y mantener el espíritu de lucha que nos caracteriza.
Por lo pronto hasta la noche del sábado el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica corroboró que había detectado nueve casos sospechosos en nuestro país y todos descartados a través de exámenes de laboratorio; entre ellos el caso de una persona de origen chino que realizó un viaje a la ciudad de México.
Fue la empresa Uber quien previno a través de un comunicado oficial sobre dicho pasajero que utilizó el servicio de transporte y el contacto con dos choferes que lo transportaron y 240 usuarios que utilizaron el servicio en esas unidades después del sospechoso portador del virus, pero la misma Secretaría de Salud indicó que ninguno de los contactos ha presentado síntomas, incluyendo personal de un hotel donde el viajante estuvo hospedado.
La Secretaría de Hacienda también evalúa el posible impacto del coronavirus en la economía mexicana según dio a conocer el subsecretario Gabriel Yorio, tomando como antecedente las medidas precautorias que el gobierno llevó a cabo ante la gripe aviar y la influenza en 2009 pero descartando que vaya a darse un efecto fuerte.
Las jóvenes generaciones no recuerdan cuando en nuestro país el gobierno tomó medidas extremas ante la confirmación de una nueva cepa del virus de la influenza, llamada AH1N1.
En abril de 2009 el presidente Felipe Calderón decidido a frenar el contagio decretó la suspensión de clases durante dos semanas y actividades laborales durante una semana; ante el estupor de los mismos ciudadanos se paralizaron actividades laborales en el sector público y privado por igual, excepto en instituciones que brindan servicios esenciales como policía, hospitales, bancos, gasolineras, ejército, etcétera.
Se instalaron filtros de detección en centrales de autobuses y aeropuertos; y se otorgó al Secretario de Salud facultades de aislamiento a todo sospechoso portador; regular el transporte; suspender actividades masivas incluyendo las recreativas; incluso ingresar a domicilios de ser necesario ante cualquier sospecha de portadores del virus.
La información sobre el número de personas infectadas y muertas fue centralizada por el gobierno y hasta la fecha son más rumores que cifras confirmadas, pero mientras en otros países el contagio y los decesos fueron mayores, en México el virus logró contenerse en un período relativamente corto.
Tanto la emergencia de salud como la economía lograron reponerse gracias a una palabra que hoy debemos recordar: Prevención.
Por supuesto no hay comparación entre lo que está pasando en estos momentos con el Coronavirus en México y tampoco hay motivos para el temor, pero sí es momento para traer a la actualidad las experiencias positivas. La estrategia, coordinación, reacción oportuna, cooperación ciudadana y capacidad del gobierno cuando en medio de una crisis se conserva la claridad de prioridades.
Sin duda muchas familias mexicanas siguen lamentando la muerte de sus seres queridos que perecieron infectados por el AH1N1; es irreparable y por ello estamos obligados a no olvidar.
Los virus de la influenza son muy cambiantes, sobre todo en animales pues puede mutar fácilmente adquiriendo una gran capacidad para infectar a seres humanos y desencadenar pandemias.
La pandemia más grave de la historia reciente a nivel mundial fue la de influenza detectada por primera vez en soldados en EU entre 1918 y 1919, cuando cerca de 500 millones de personas o un tercio de la población mundial fue infectada, dejando al menos 50 millones de muertes en diversos países.
Por supuesto los efectos devastadores en ese tiempo se debieron principalmente a la inexistencia de vacunas para ese tipo de infección y antibióticos para infecciones bacterianas secundarias; los esfuerzos para contrarrestarla fueron básicamente aislamiento, reforzamiento de hábitos de higiene, desinfectante, cancelación de reuniones públicas, etcétera.
Hoy la tasa de mortandad del coronavirus es del 2% de los casos de contagio, bajo la reserva que aún es muy pronto para sacar conclusiones pues hay miles de pacientes diagnosticados, de éstos casi tres mil en estado grave y es imposible saber cómo van a evolucionar.
Al respecto expertos científicos han dado a conocer también que el virus de la gripe o influenza común ha matado 60 veces más personas por año que la prevalencia de mortandad registrada hasta el momento por el coronavirus. En EU por ejemplo, entre el 1ro de octubre de 2019 y el 15 de enero de 2020 se presentaron 19 millones de casos de gripe, 180 mil hospitalizaciones y 10 mil muertes.
En todo caso una emergencia tras otra obligan a México a ser prudentes y responsables, pues a una economía en recesión no podemos sumarle el riesgo de una pandemia -sin hablar de otros temas-. Con responsabilidad mantengamos la alerta y estemos atentos; el exceso de confianza puede resultar tan caro como el pánico innecesario ante una situación como esta.