A pesar de los avances en ciberseguridad, la clave “123456” continúa encabezando la lista de contraseñas más utilizadas, una práctica que mantiene en riesgo la información personal y sensible de millones de personas, advirtió la firma especializada ESET.
De acuerdo con análisis basados en reportes de NordPass y Comparitech, el 25% de las mil contraseñas más comunes está compuesto únicamente por números, lo que refleja la preferencia de los usuarios por credenciales simples y predecibles, en detrimento de la protección de sus datos.
Según explicó Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, el problema no está ligado a la edad ni al nivel de familiaridad con la tecnología.
“Una de las principales conclusiones que se desprenden de uno de los reportes es que la costumbre de usar contraseñas débiles y predecibles trasciende las generaciones. No importa el rango etario de las personas: en cada una de las categorías 123456 está en el top de las claves más elegidas para acceder a cuentas, servicios y plataformas online”, señaló.
El especialista añadió que esta conducta se repite incluso entre quienes crecieron en entornos digitales.
“Es decir, un nativo digital que la mayor parte de su vida trascurrió en el mundo online, adopta la misma práctica riesgosa y poco prudente que una persona de 70 años, con, tal vez, menos conocimientos o que usa el celular solo para hablar por teléfono o mensajear”, apuntó.
La vulnerabilidad no se limita al ámbito personal. ESET alertó que las contraseñas débiles siguen siendo un problema recurrente dentro de las empresas, donde representan una de las principales puertas de entrada para los ciberataques.
“No llama la atención entonces el dato que aporta Verizon, que indica que el 70% de las filtraciones de datos en las empresas se debe al uso de contraseñas débiles por parte de los colaboradores”, expuso Gutiérrez Amaya.
De acuerdo con los estudios citados, las preferencias de contraseñas varían por generación, aunque el nivel de riesgo se mantiene.
Mientras la Generación Z suele recurrir a secuencias básicas o términos virales, los millennials mantienen claves como “password” o “1234qwer”, y la Generación X y los baby boomers optan con frecuencia por nombres propios.
Ante este panorama, la empresa de ciberseguridad recomendó el uso de generadores de contraseñas y compartió una serie de buenas prácticas para fortalecer la seguridad digital:
- Longitud: contraseñas de al menos 12 caracteres.
- Complejidad: combinación de mayúsculas, minúsculas, números y símbolos.
- Aleatoriedad: evitar patrones obvios, fechas o palabras comunes.
- Diversidad: no reutilizar la misma clave en múltiples cuentas, para reducir el impacto de una filtración.
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ESET subrayó que mejorar los hábitos de seguridad digital es clave para reducir el riesgo de hackeos, ya que el uso de contraseñas débiles sigue siendo uno de los factores más explotados por los ciberdelincuentes.
Con información de Forbes


