Por Pablo Wong-González
Las reformas regulatorias impulsarían el dinamismo económico y la productividad
En un informe recién publicado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reconoce que, aunque la economía global ha mostrado signos de resiliencia mayores a los esperados, aún permanecen fuertes – y crecientes – condiciones de fragilidad (OECD, 2025, OECD Economic Outlook, Volume 2025 Issue 2: Resilient Growth but with Increasing Fragilities, OECD Publishing, Paris: https://doi.org/10.1787/9f653ca1-en). De acuerdo con esta organización, las políticas macroeconómicas de soporte, la mejora en las condiciones financieras alentadas por el optimismo acerca del potencial de las nuevas tecnologías y la creciente inversión en Inteligencia Artificial (IA), han ayudado a apuntalar la demanda en diversas áreas de la economía, amortiguando los embates de una elevada incertidumbre de política y de crecientes barreras al comercio.
Ante este panorama, la OCDE estima una caída en el crecimiento del producto interno global, pasando de 3.2% en 2025, a 2.9% en 2026, con un ligero repunte de 3.1% en 2027. Estas proyecciones, se subraya, están sujetas a riesgos sustanciales. Entre los factores que pudieran debilitar el crecimiento, adherir incertidumbre de política y generar disrupciones sustantivas en las cadenas globales de suministro se encuentran, mayores incrementos o cambios rápidos en barreras comerciales, incluyendo la aplicación de altas tasas tarifarias a una amplia gama de mercancías, o estrictos controles a la exportación de productos críticos como elementos de tierras raras.

En términos de posibles alternativas, la OCDE señala que las reformas de política que reducen trámites burocráticos, simplifican regulaciones y bajan las barreras de entrada en el sector servicios, son elementos clave para aumentar la competencia, la innovación, la productividad y el dinamismo de negocios. En esta agenda, un área de focalización prioritaria son las reformas regulatorias, especialmente aquellas que mejoran los incentivos y la capacidad de las empresas para innovar y crecer, así como del talento de los trabajadores para moverse a áreas de la economía donde sus habilidades sean más necesitadas. A través de propiciar una mejor redistribución de recursos, este tipo de mejoras incrementa la adaptabilidad de las economías ante shocks imprevistos y fortalece el crecimiento futuro de la productividad.
Una preocupación central de varias economías de la OCDE, es que un ambiente regulatorio creciente ha desviado recursos escasos de actividade más productivas y, a través de la elevación de los costos fijos de las operaciones de negocios, ha pesado desproporcionadamente sobre las perspectivas de las nuevas empresas y entrantes potenciales. Esta preocupación es respaldada por nueva evidencia de la OCDE sobre un creciente inventario regulatorio, un estancamiento en la adopción de buenas prácticas regulatorias, y evidencia empírica que relaciona el creciente stock regulatorio y herramientas regulatorias específicas con un débil aumento de la productividad y dinamismo económico.
Se sostiene que las regulacioes son esenciales para alcanzar los objetivos sociales y pueden apoyar la actividad económica cuando éstas atienden fallas de mercado clave. Aún así, el desafío de política es cumplir dichas metas de manera efectiva, a la vez que se minimicen las distorsiones económicas generadas por intervenciones regulatorias. Por ello, existe actualmdnte un fuerte argumento para un reajuste (reseteo) regulatorio en los paíse de la OECD para manejar más efectivamente el inventario de regulaciojes (i.e. removiendo cargas administrativas innecesarias y racionalizando regulaciones redundantes), y asegurar así que el diseño de nuevas regulaciones sea suficientemente sensible a un ambiente económico en evolución.
Específicamente, la OCDE propone un plan de cinco puntos para confrontar los impedimentos regulatorios más relevantes al dinamismo económico, los cuales incluyen reformas estructurales específicas y amplios ajustes a la política regulatoria: 1) Mejorar la gobernanza regulatoria y los marcos regulatorios para segurar que las regulaciones sean las adecuadas para los objetivos y apoyen un campo de juego parejo para los agentes; 2) Existe margen de acción para que las regulaciones de productos y mecados de trabajo sean impulsoras de dinamismo; 3) Las barreras a la construcción y densificación deberían reducirse con el fin de mejorar la asequibilidad de vivienda; 4) Los marcos regulatorios deben adaptarse para aprovechar cabalmente las ganancias de productividad asociadas a la digitalización e inteligencia artificial; 5) Asegurar que los marcos regulatorios sean los adecuados para hacer realidad la promesa de la abundancia de energía.

Para el caso específo de México, la OCDE recomienda reformas para simplificar los poocesos regularios. Asimismo, la implementación de un marco fiscal de mediano plazo ayudaría a reducir el déficit y crear espacio para inversiones tendientes a elevar la productividad, particularmente en educación. Por otro lado, la optimización y digitalización de las regulaciones de negocios facilitarían la creación y crecimiento de las empresas, fomentarían la competencia y apoyarían la creación de empleo.
Finalmente, a la luz de esta propuesta de la OCDE para el rediseño de la política regulatoria en aras de retomar la senda del dinamismo económico, sería conveniente revisar a fondo el contenido, y la potencial alineación (o no) de estrategias, de la nueva Ley Nacional para Eliminar Trámites Burocráticos, apenas publicada en julio de 2025.


