Con la llegada de diciembre, el aroma de los buñuelos recién hechos invade hogares, mercados y posadas en todo México. Crujientes, dorados y aromáticos, estos discos de masa frita no sólo son uno de los postres navideños más queridos, también están rodeados de tradición y simbolismo: para muchas familias, comer buñuelos significa atraer prosperidad y buena fortuna en Navidad y Año Nuevo.
Un postre con siglos de historia
El origen de los buñuelos se remonta a civilizaciones antiguas de Oriente Medio y el Mediterráneo, quienes preparaban masas fritas endulzadas con miel.
Con la llegada de los españoles al territorio que hoy es México, la receta se adaptó en conventos y hogares virreinales, donde comenzó a conocerse como “puñuelos”, debido a que la masa se trabajaba literalmente con el puño hasta quedar muy delgada.
Con el paso de los siglos, los ingredientes se transformaron según lo disponible: harina de trigo, manteca vegetal, piloncillo y especias. Así nació el tradicional buñuelo mexicano, plano, ligero y crujiente.

El secreto del buñuelo mexicano
De acuerdo con especialistas culinarios, la textura única del buñuelo nacional proviene de una masa sin levadura que se estira casi transparente antes de freírse. Esto permite obtener un postre extremadamente crujiente, distinto a las versiones gruesas y esponjosas de otros países.
La receta tradicional incluye harina, sal, azúcar, huevo, manteca o aceite, agua tibia y opcionalmente anís, vainilla o ralladura de cítricos. Tras reposar, la masa se estira, se fríe en aceite caliente y se acompaña con miel de piloncillo aromatizada con canela, clavo y cáscara de naranja o guayaba.
Un símbolo de prosperidad y buena fortuna
Los buñuelos han adquirido un profundo significado cultural en las celebraciones decembrinas. Su color dorado y su forma redonda se asocian con abundancia, prosperidad y ciclos que se renuevan. Por ello, comerlos en Navidad y Año Nuevo es considerado un ritual para atraer éxito y buena fortuna.
En algunas regiones, partir un buñuelo simboliza “romper la mala suerte” del año que termina, abriendo paso a un ciclo más positivo. Además, su preparación es un acto familiar que une generaciones y fortalece la convivencia.

Una tradición que perdura
Ya sea bañados en miel o espolvoreados con azúcar y canela, los buñuelos siguen siendo uno de los postres más esperados en Navidad. Su historia, su sabor y su simbolismo mantienen viva una tradición que celebra la unión familiar y la esperanza de un año próspero.


