En Hermosillo, un espacio trabaja silenciosamente para transformar vidas: Casa Esperanza para Niños IAP. Desde 1999, esta institución brinda resguardo, atención integral y una nueva oportunidad a menores que han vivido situaciones de violencia, consolidándose como uno de los refugios más sólidos y humanitarios de la región.

Bajo una labor profesionalizada y enfocada en la restitución de derechos, el hogar opera hoy en San Pedro, donde continúa su misión de ofrecer un entorno seguro, digno y reparador.
Yisel Rivera, directora operativa de la institución que actualmente se ubica en San Pedro, dijo que buscan, principalmente, darle un espacio seguro y óptimo a quienes más lo necesitan.
“Claro que no estaba regularizado y fue una obra caritativa, sin embargo, con el paso de los años, fue tomando la formalidad que el Estado iba indicando, pero que también, el proyecto necesita.
De una casa habitación en la 5 de Mayo en Hermosillo, Sonora, fue avanzando a otra casa para seguir resguardando a más chicos y, paulatinamente, llega a San Pedro, donde se comienza la construcción de las tres casas que estamos hoy aquí”, comentó.

Actualmente, la Casa Hogar resguarda un total de 24 menores (mixta), número que consideran el adecuado para poder dar toda atención que ellos requieren sin descuidar a ninguno, a través de un servicio más personalizado y de calidad.
“Casa Esperanza es un centro de asistencia social, para niños, niñas y adolescentes que han sufrido violencia. Aquí en Casa Esperanza, nuestro trabajo es restituir sus derechos y, para eso, ofrecemos algunos servicios básicos para el desarrollo de nuestros niños y adolescentes.
“Entre esos servicios están desde la vivienda, la alimentación, la vestimenta, hasta la educación, salud, terapias psicológicas, psiquiatría y actividades recreativas, deportivas y culturales”, señaló.

Casa Hogar Esperanza recibe niños a partir de los 8 años de edad y pueden quedarse hasta los 17 años, como último recurso, pues siempre buscan que salgan desde antes con familias de acogida, adoptantes o familiares, siempre pensando en lo más adecuado y mejor para ellos.
La directora aclaró que es un centro de asistencia social privado, todos sus niños provienen de la Procuraduría del Menor. Desde el momento que llegan, son cuidados, procurando su desarrollo, pero cualquier situación legal, es llevada por procuraduría.
“Ellos hacen todo este trámite con las personas adoptantes, nosotros como Casa Hogar, ¿cuál es nuestro trabajo? Promover que sean adoptados e insertar en ellos el deseo de serlo, porque también, el niño puede llegar a pensar que nosotros somos su familia, que lo somos y amamos, pero deseamos que puedan experimentar la naturalidad de una familia”, explicó.

La salud mental también es un rubro importante, por lo que cuentan con un psicólogo de cabecera, quien asiste de lunes a sábado para un trabajo directo con los niños y cuidadoras, a través de una “terapia ambiental”.
Pueden contactar y apoyar de diferentes maneras a la institución a través de sus redes sociales, @casaesperanzaiap en Instagram y Casa Esperanza para niños IAP en Facebook.


