La Iglesia católica de México llamó este domingo a las familias a acompañar a sus hijos en el mundo digital con presencia, discernimiento y diálogo.
La advertencia surge tras el apuñalamiento de un estudiante a otro en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la vinculación del presunto agresor a foros ‘incel’ en redes sociales.
“No basta con ‘vigilar pantallas’. Luego de conocer escenarios violentos, que nacieron de lo que se observa o el contenido que se crea en las redes sociales, acompañar a los hijos en lo que consumen y producen en internet es una tarea necesaria”, señaló la institución, sin mencionar explícitamente el caso.
A través de su editorial en el semanario Desde la Fe, la Iglesia explicó que “la red es plaza pública y aula, y también puede ser soledad, manipulación y violencia”.
Citando al Papa Francisco en Christus vivit, el escrito advierte que el entorno digital ofrece diálogo y participación, pero también riesgos de soledad, manipulación, explotación, violencia y propagación de odio y noticias falsas.
El semanario destacó datos de la ONU, que indican que más de un tercio de los jóvenes en 30 países ha sufrido ciberacoso, y que uno de cada cinco faltó a la escuela por esta causa.
En Estados Unidos, los CDC encontraron que adolescentes con más de cuatro horas diarias frente a pantallas reportan síntomas recientes de ansiedad (27.1 %) y depresión (25.9 %), casi el doble que quienes usan menos tiempo.
En este contexto, la Iglesia exhortó a desarrollar una comunicación más humana con los jóvenes y evitar que la tecnología reemplace el vínculo familiar.
Recomienda habitar su mundo digital, preguntar sobre el contenido que consumen, establecer reglas claras de uso de dispositivos y cuidar la privacidad, la empatía y la verificación de información, así como prevenir abusos y la polarización.
Finalmente, señaló que esta preocupación también es compartida por organismos internacionales como Unicef, que ha insistido en reforzar la seguridad en línea ante riesgos acelerados, incluida la explotación sexual facilitada por la inteligencia artificial, que requiere respuestas coordinadas de la familia, la escuela, las plataformas y el Estado.