Visiblemente nervioso, Viet Juan Félix Costa tomó la palabra en la segunda de las audiencias públicas de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral. El ciudadano leyó 13 propuestas y, entre ellas, incluyó una nunca antes escuchada: la desaparición del Senado de la República.
Él mismo calificó como radical esa sugerencia, pero necesaria, pues él y sus representados piensan que las funciones de la Cámara alta, donde están representadas las 32 entidades como expresión del pacto federal, las podría absorber “perfectamente” la Cámara de Diputados.
El disparate podría ser una simple anécdota, a no ser porque Félix Acosta se presentó como presidente del Comité de Morena en Cuba, coordinador de una asociación llamada Mexicanos Libres y Organizados, y dirigente de los morenistas residentes en el exterior. Y también porque muchas de sus propuestas coinciden con lo que muchos morenistas han planteado en los últimos años.
Félix también propuso eliminar 175 diputaciones plurinominales para dejar sólo 25 (cinco por cada circunscripción), y dejar una Cámara de 325 diputaciones; hacer obligatorias las primarias para la elección presidencial y las elecciones de gubernaturas; avanzar en el voto electrónico y el voto por internet, para eliminar el papel en el año 2033; reducir el número de firmas necesarias para registrar candidaturas independientes; establecer la revocación de mandato de legisladores, y reducir en un 95 por ciento el financiamiento público a los partidos políticos.
Félix es sólo uno de los 25 ponentes que desfilaron ante la Comisión presidencial de la Reforma Electoral en la primera semana de unos foros que pretenden enriquecer la iniciativa de reforma político-electoral que enviará la presidenta Claudia Sheinbaum al Congreso, a principios del próximo año.
Las audiencias son un ejercicio cooptado por Morena, como lo es la Comisión presidencial en la materia, cuyo presidente es Pablo Gómez, veterano militante de izquierda, eterno legislador plurinominal, extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera y autor del plan A de reforma electoral, que Andrés Manuel López Obrador intentó en 2022.
No es sorpresa, pues, que en las audiencias sean mayoría los ponentes ligados al partido en el gobierno, algunos de los cuales han dejado ya sobre la mesa algunas de las propuestas que, seguramente, estarán en la iniciativa de Sheinbaum.
Por ejemplo, Máximo Allende, ex asesor de la representación de Morena en el INE, propuso una reforma a la Ley Federal de Revocación de Mandato, para permitir a la presidenta o presidente en turno participar en el debate público sobre su permanencia en el cargo. Una propuesta lógica que, sin embargo, debe pasar por una reforma al modelo constitucional de comunicación política, al que Morena -ya en el gobierno- también quiere meterle mano.
Otro ejemplo: Jaime Castañeda, quien desde hace años es el jefe real de la representación de Morena ante el INE, fue a la audiencia para dejar propuestas concretas que modificarían radicalmente el sistema electoral: eliminar los Organismos Públicos Locales Electorales y los Tribunales Electorales de los estados; reducir de 16 a 8 las direcciones ejecutivas del INE; fusionar todas las funciones de la estructura electoral en una sola Junta Local por entidad; reducir la capacitación electoral de cuatro meses a 50 días, y avanzar en la modernización tecnológica del INE.
Uno más: el también morenista Norberto García Repper propuso reducir la Cámara de Diputados de 500 a 300 integrantes, eligiendo a 200 de Mayoría Relativa en los estados y no en distritos electorales, y a 100 de Representación Proporcional a través de listas . En el caso del Senado, Repper sugirió eliminar las 32 senadurías de Representación Proporcional, actualmente electas mediante la famosa Lista Nacional registrada por cada partido.
Ha bastado una semana de audiencias para confirmar que las propuestas de Morena se moverán en el espectro de los planes A, B y C que intentó López Obrador en la segunda mitad de su sexenio, y coinciden con lo que ha dicho Claudia Sheinbaum en temas como la reducción de financiamiento a partidos políticos, achicar las Cámaras de Diputados y Senadores, reducir y abaratar la estructura del INE y desaparecer a los OPLE, que nuevamente aparecen como los villanos favoritos de la probable reforma electoral.
Además de Pablo Gómez, participan en las audiencias otros integrantes de la Comisión, que seguramente participarán en la redacción de la iniciativa de la presidenta Sheinbaum: la consejera jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy; el exvocero presidencial Jesús Ramírez; el exministro Arturo Zaldívar; el subsecretario de Gobernación, César Yáñez, y el jefe de la Oficina presidencial, Lázaro Cárdenas Batel.
José Peña Merino, titular de la Agencia Digital y el funcionario más cercano a la presidenta Sheinbaum en esta comisión, estuvo presente sólo en el primer día de audiencias públicas.
¿Una oportunidad para la oposición?
Además de los ponentes ligados al oficialismo, en esta primera semana participaron consejeros y exconsejeros electorales de los estados (quizás los únicos que hablaron a favor de los OPLE), y exmagistrados y funcionarios de Tribunales Electorales, quienes hicieron ponencias técnicas para una reforma más de ajuste que de fondo.
Además, hubo representantes de organizaciones civiles y agrupaciones políticas, académicos y expertos como el ex director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Fernando Castañeda, y el director de la consultora Laboratorio Electoral, Arturo Espinosa Silis.
No han aparecido, hasta el momento, opositores o críticos al régimen, dirigentes partidistas o intelectuales que, desde el inicio, han manifestado su aversión a la reforma que pretende el régimen.
Será hasta este martes, según el programa de las audiencias, cuando aparecerá una de las voces de ese sector: Fernando Belaunzarán, experredista, crítico de AMLO, promotor del Frente Cívico Nacional y de la Marea Rosa, y actual vocero de Somos Mx, una organización que busca su registro como nuevo partido político nacional.
Belaunzarán registró una ponencia que ya es visible en el sitio de la Comisión de Reforma Electoral (reformaelectoral.gob.mx), en la que retoma un pronunciamiento publicado hace un par de semanas, en el que exfuncionarios electorales, representantes de la sociedad civil, exdirigentes del PAN, PRI y PRD, la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez y exconsejeros como Lorenzo Córdova y José Woldenberg, llaman a una reforma política democrática e incluyente.
“Consenso Electoral es un esfuerzo abierto y plural que busca preservar la integridad democrática. Nuestro llamado es claro: la reforma electoral debe discutirse en un debate y diálogo auténticos, con base en argumentos y propuestas, sin comentarios descalificadores hacia éste u otros grupos, que sólo buscamos evitar ejercicios que simulan inclusión y defienden decisiones prefiguradas. Rechazamos expresiones que buscan dividir y confrontar”, señala el pronunciamiento que Belaunzarán llevará a la mesa en el foro del próximo martes 23 de septiembre.
No es mala noticia que la oposición intelectual del país haya decidido participar en los foros para la reforma electoral, pues es la única vía -además de sus artículos publicados diariamente en los medios de comunicación- que tienen para influir en un debate sobre un tema crucial: el cambio en las reglas del juego electoral.
Aún está por verse si, además de la oposición de comentócratas, la oposición formal y partidista también se decide y acude a las audiencias.
Hacerle el vacío a Pablo Gómez, bajo el argumento de que los foros son sólo una simulación, es una opción, pero no parece ser la más inteligente.
En medio de ocurrencias y disparates, también pueden -y deben- colarse propuestas basadas en diagnósticos acertados sobre el sistema electoral.
Habrá quien piense que estas audiencias no representan la forma ideal de elaborar una reforma política, pero en este momento es la única oportunidad -y quizás también la última- de influir en una reforma decisiva para el futuro de la democracia.