El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que el Gobierno federal tomará el control de la Policía Metropolitana de Washington D.C. y desplegará tropas de la Guardia Nacional como parte de una campaña para “restablecer el orden público” en la capital.
“Invoco oficialmente la sección 740 de la Ley de Autonomía del Distrito de Columbia, y pongo al Departamento de Policía Metropolitana de Washington D.C. bajo control federal directo”, declaró en conferencia de prensa en la Casa Blanca, acompañado por miembros de su gabinete.
La norma, vigente desde 1973, faculta al presidente a asumir el control de la fuerza policial en casos de emergencia.
Trump indicó que esto lo realiza con el objetivo de combatir “el crimen, el salvajismo, la inmundicia y la escoria”, además de asegurar que replicará en la capital lo que, según dijo, consiguió en la frontera con México.
Afirmó que la tasa de criminalidad en Washington “es más alta que la de Bogotá, Colombia, Ciudad de México, que la de algunos de los lugares que escuchan como los peores lugares del mundo, mucho más alta”.
También advirtió que podría aplicar medidas similares en otras ciudades gobernadas por demócratas, como Chicago o Los Ángeles.
Trump informó que la corporación quedará bajo la dirección de la fiscal general Pam Bondi y que, de manera interina, el jefe de la DEA, Terry Cole, será el nuevo comisario de policía.
También anunció el despliegue inicial de 800 elementos de la Guardia Nacional, cifra que podría aumentar.
Calificó la medida como “el día de la liberación para Washington D.C.” y adelantó que eliminará campamentos de personas sin hogar, impondrá mano dura a delincuentes juveniles y limpiará la ciudad de “basura, grafitis y suciedad”.
El presidente aseguró que esta acción será el inicio de una operación a nivel nacional para “retomar el control” de otras ciudades afectadas por la violencia y la migración indocumentada.
“No vamos a perder nuestras ciudades por esto. Vamos a limpiarla muy rápido, pero esto irá más allá”, afirmó.
La semana pasada, Trump ya había desplegado agentes federales en las calles de Washington D.C., ciudad que considera “plagada de crímenes” y con leyes permisivas hacia los delincuentes.